Que Colombia pase de la indignación colectiva a la euforia es normal, sobre todo porque los motivos que generan ese delirio no se dan todos los días en el segundo país más feliz del mundo.
Que Colombia pase de la indignación colectiva a la euforia es normal, sobre todo porque los motivos que generan ese delirio no se dan todos los días en el segundo país más feliz del mundo.