
Cuando uno escucha hablar a una gran mayoría de docentes, profesores, maestros, instructores, tutores o quieran llamarles, en medio de una maestría o una especialización sobre temas de su aparente dominio, uno como que se va dando cuenta que algo en la educación colombiana no está bien.
Aclaro, por supuesto, que existen profesionales de la educación cuya labor y, sobre todo, cuya producción intelectual, es realmente sorprendente. Pero, la realidad es que una gran mayoría de educadores de nuestra hermosa Colombia, están, sin lugar a dudas y valga la redundancia, en el lugar equivocado.
Por ejemplo, como para que me entiendan sin que los corazones se acongojen y crezca la indignación por lo que aquí escribo, cuando uno escucha en las exposiciones de sus trabajos de grado decir a los docentes que cursan una maestría o especialización, que van a cambiar el Icfes o alguna otra prueba nacional o internacional, mediante una estrategia dizque pedagógica, chocarrera e imaginaria, a uno le da como pena ajena y hasta preocupación, mas, cuando uno ve el enredo tan tenaz que tienen en materia de investigación, tanto el docente que cursa como el docente que orienta.
Y ahora no me vayan a salir, los eruditos por supuesto, que esto es mentira porque no lo es y porque es el pan diario de cada día de cientos de universidades que ofertan sus posgrados e incluso en sus pregrados se encuentra uno cosas así.
Como sea, estas son asuntos de las que no se hablan porque es bueno mantener la apariencia, por el Sindicato, por los favores políticos, por la pobreza que hay en materia de TICs, sobre todo en el conocimiento que NO tienen muchos docentes de las mismas y por qué no, por la mediocridad que se maneja en la educación de nuestro país, porque hay mediocridad y esto no se debe solamente a la corrupción del gobierno, también juega un papel importante la labor docente y la institución.
Por todo esto y mucho más, lo ocurrido en la Escuela de Policía Simón Bolívar en Tuluá, pues no es que cause gran asombro, porque actividades “pedagógicas” “didácticas” como estas, están todo el tiempo dando vueltas por las aulas de las escuelas, los colegios y las universidades.
Lo que sucede es que no han contado con la suerte de volverse virales o poner el dedo en la llaga de la susceptibilidad como pasó con el tema en mención que, sin lugar a dudas es una verdadera vergüenza y una muestra de que la educación del país no está bien, pero, lo más preocupante, es lo que les están enseñando a los militares y policías del país, si es que les enseñan algo más allá del odio y la brutalidad hacía personas que no conocen que, en su momento, pueden llegar a ser familiares, amigos y algo más.
De hecho, la noticia en sí, resulta ser hasta insignificante comparada con los cientos de policías que salieron a las calles a darle con toda a los ciudadanos en las protestas recientes que como por arte de magia, desaparecieron ya que el fútbol ha regresado y es más importante que convoquen a James que seguir preguntándose qué pasó con los jóvenes que violaron y asesinaron durante las protestas.
Y no le estoy restando importancia al Holocausto, no. Lo que sucede es que estoy seguro que las personas que hicieron esto están sumergidas en una profunda ignorancia que no les permite ver más allá del querer lucirse en su presentación.
Por otro lado, me atrevo a decir que esto también refleja la pobreza mental y la adoración que tienen las personas por malhechores, asesinos, eventos aberrantes y demás, o es que les parece poco el amor que le profesan a Pablo Escobar, a Popeye, al Cartel de Sinaloa, a Charles Manson y a otros hombres y mujeres de talla nacional e internacional que hicieron de la humanidad una verdadera vergüenza.
A esto se suma que, muchos critican sí, pero, por aquí los he visto riendo a carcajadas cuando un extranjero o nacional, a lo mejor adicto a las drogas, les dice que si son colombianos venden cocaína o que las mujeres de nuestro país son las más putas y que están dispuestas a todo.
En resumidas cuentas, tocará entonces comprender que esta deplorable presentación de la Policía Nacional tendrá alguna justificación como: Así Nazi y así lo querí, porque si desde el presidente de la patria boba se ve la estupidez, si en la misma educación nos encontramos con historias que dan pena ¿Qué más puede esperar uno del resto?
Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.