Alerta para los organismos de control.
En diez meses los tolimenses elegirán la conformación del nuevo Senado de la República y de la Cámara de Representantes.
Y desde ya advertimos por el inminente fraude que se gesta en perjuicio del electorado tolimense, con la anuencia y beneplácito de medios de comunicación, gremios, iglesias, universidades y buena parte del conglomerado social.
Las siguientes serán las modalidades de fraude:
El otorgamiento de contratos en alcaldías, institutos descentralizados, convenios con universidades, gremios, agencias de medios, influencers, y otros, antes de la entrada en vigencia de la ley de garantías.
La repartija desde ya, en barrios, comunas y veredas del denominado combo TLC (Tejas, Lechona, Cemento) para ganar el favor popular en todo el Tolima.
La compra de votos descarada el día de los comicios, el escrutinio dudoso de los jurados, la manipulación de los sistemas de la Registraduría. Los políticos apelan a todas las ‘formas de lucha’ para no ir a perder.
Poniendo a madrugar a los electores y que les abran las puertas de la Registraduría fuera del horario legal. En 2022 se denunció esa práctica en Ibagué.
Un volumen inusitado de transferencias a Nequi, Daviplata, Bancolombia, y otras aplicaciones de recepción y envío de dinero, los días previos a los comicios y durante el desarrollo del día electoral.
Plata en rama que repartirán antes y en el desarrollo de las elecciones algunos senadores electos y candidatos de otras regiones que llegan al Tolima a ‘pescar’, llevándose miles de votos y regresando cada cuatro años a repetir el círculo vicioso, clientelista y corrupto.
A ver si se pone pilas y no bota el voto para las próximas elecciones.
*Este es un editorial del director de A la luz Pública.