El próximo once de diciembre será el lanzamiento de la serie Cien años de Soledad que se emitirá a través de la plataforma streaming Netflix. Una locación de 52 hectáreas en el municipio de Alvarado (Tolima) le dará vida al pueblo de Macondo el cual se recrea en la homónima obra del premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez.
He tenido la oportunidad de leer dos veces esta obra de la literatura universal. Este relato organizado en 20 capítulos no titulados sigue y seguirá siendo In saecula saeculorum un viaje bautizado como Realismo-Mágico al combinar los dos sustantivos de una manera asombrosa. Será por eso que el propio poeta chileno Pablo Neruda no dudó en asegurar que solo El Quijote de Cervantes estaba por encima de la historia de Macondo.
Es la primera adaptación audiovisual la cual estará dirigida por el argentino Alex García López y la colombiana Laura Mora. La primera parte contará con ocho capítulos y posteriormente se entregará una segunda con el mismo número de episodios.
No es una tarea fácil llevar obras literarias al cine o al lenguaje audiovisual. Algunos han salido ovacionados como Francis Ford Copppola y su adaptación del libro El padrino de Mario Puzo. Los primeros dos largometrajes en mi caso, hacen parte de la lista de mis cinco películas favoritas de todos los tiempos. Todavía es un gusto ver la historia paralela de Vito Corleone (Robert de Niro) y el ascenso de Michael Corleone (Al Pacino) en El Padrino II (1974).
Es un reto grande, pero vale la pena darle la oportunidad con muchas expectativas. Me parece que desde ya estoy disfrutando de los flasback en donde aparecen los ancestros de Úrsula Iguarán, asustados con la llegada del pirata Francis Drake lo que obligó a sus tatarabuelos a alejarse del mar. Fue en ese nuevo poblado en donde conocieron a los Buendía. Posteriormente y fruto de su descendencia, dos primos (tataranietos) se enamorarían: José Arcadio Buendía y Úrsula.
Imagino el cinturón de castidad de Úrsula durante un año esquivando a su marido por miedo a que sus hijos nacieran con cola de cerdo. Diviso la riña que terminó con la muerte de Prudencio Aguilar a manos de José Arcadio cuando el primero puso en tela de juicio su virilidad públicamente. Ese fantasma lo acompañó por siempre luego de su huida y posterior fundación de Macondo.
Sería genial saber si los directores de la serie le atinaron en cómo este servidor, imagina a José Arcadio, a Aureliano y a Amaranta los tres hijos del matrimonio Buendía. Las andanzas del primero al que describen corpulento como su padre y bien dotado en todo sentido. La curiosidad de Aureliano por los experimentos de su progenitor, su capacidad para predecir ciertos sucesos y su recatada manera de ser, por lo menos en su infancia.
La llegada de la niña Rebeca desde la Guajira, quien fue adoptada por los Buendía y con ella llegaría el mal del insomnio y la pérdida de la memoria para los macondianos. El amor de ella por un músico italiano y la disputa con su hermana de crianza Amaranta que desembocaría en una gran tragedia.
El encuentro de Aureliano con la niña prostituida por su abuela como castigo, por haberle quemado su casa accidentalmente (La cándida Eréndira-1974). Su posterior amor infanticida por Remedios hija menor del corregidor Apolinar Moscote. Cuenta Gabo, que se organizó matrimonio apenas le llegó a la impúber su primera menstruación. Esto indefectiblemente me recordó al guerrillero liberal del Tolima Tulio Varón quien tomó por esposa a su prima. La niña todavía jugaba a las muñecas.
La huida con los gitanos de José Arcadio Jr. y su posterior regreso contando sus hazañas y experiencias en las que presuntamente le dio más de 70 veces la vuelta al mundo. Era un gigante fortísimo y hasta se daba el lujo de cobrar por sus complacencias sexuales. Terminó casado con su hermana de crianza Rebeca y en su luna de miel tenían relaciones hasta ocho veces por noche y tres veces por día. Su pasión lograba perturbar la paz de los muertos según Gabo.
Me imagino la escena de la ejecución en la plaza pública del médico Noguera quien tenía ideas liberales radicales, además, del vil asesinato de una mujer que impulsaría a Aureliano Buendía a convertirse en coronel y sublevarse ante el poder conservador de la época. De sus 32 insurrecciones ninguna dio frutos y al final perdió en la guerra a sus diecisiete hijos.
Entenderíamos las percepciones bipartidistas en la historia de Colombia .Las guerras civiles que acompañaron las disputas entre liberales y conservadores durante finales del siglo XIX y el inicio del XX las cuales libró el coronel Aureliano. También, casi tres décadas después, las luchas que dio su sobrino José Arcadio Segundo como líder de los trabajadores de las compañías bananeras. Una percepción histórica de la masacre de diciembre de 1928 en el gobierno de Abadía Méndez.
¿A quién no le gustaría ver al gitano inmortal Melquíades? Todo el misterio que acompañó su existencia terrenal y fantasmagórica en la vida de los Buendía. Ver el paso de generación en generación hasta llegar a la debacle de Macondo y el famoso diluvio sobre el pueblo. Asimismo, la famosa tarea de los versos cifrados (en sánscrito) que Aureliano Babilonia (varias décadas después) le son revelados. Para ese momento su hijo con cola de cerdo había nacido fruto del amor suyo con su tía Amaranta Úrsula.
El famoso manuscrito decía: «El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas». En ese instante un viento huracanado acaba con Macondo y se cumple el presagio. Magia total en cada capítulo y sin desperdicio es: Cien años de soledad. Ojalá la versión audiovisual no desentone y esté a la altura de la narrativa de la obra.
¿Quién espera con muchas ganas el primer capítulo? Seré uno de ellos.
Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy
Editor General.