El Deportes Tolima no debería bajar a la mitad de la montaña

Muchos confunden o tergiversan el significado de la palabra mediocre utilizándola para calificar algo que es muy malo o deficiente. No es así. De hecho, el término latino es una composición de dos palabras medius (mitad) y ocris (montaña) que quiere decir: quedar a mitad de la cumbre. Los soldados romanos que por alguna razón no llegaban a la lo más alto en sus campañas, recibían ese apelativo.

Deportes Tolima llegó a lo más alto de la cumbre el semestre anterior. Bordó en su escudo su tercera estrella y en este semestre sigue siendo un gran protagonista del rentado nacional. Si bien las cosas no se dieron en la Copa Betplay, la coyuntura invita a soñar con un bicampeonato en la Liga, que sería una osadía la cual está reservada para los más grandes.

Pese a que el equipo quiere seguir en lo más alto, hay quienes animan desde los micrófonos y el conformismo que caracteriza a los nuestros, para que empiece a bajar a la mitad de la montaña. El discurso es lánguido y derrotista : «Tolima ya cumplió y no tiene la obligación de volver a ser campeón», «Al Tolima no se le exigen títulos, los títulos son para los equipos grandes». Definitivamente, ese discurso mediocre es precisamente el que no permite seguir cosechando triunfos e ir por más.

Pienso diferente. Ahora bien, no porque lo sienta, debe ser así. No obstante, soy de los que cree que los límites y las talanqueras tienen más origen psicológico que de otra naturaleza en muchos de los casos. Claro que Deportes Tolima debería ser campeón y es una oportunidad de oro para sumar una cuarta estrella, no hay que dudarlo un segundo.

En primera medida junto a Millonarios son los dos equipos mejores del año, con el valor agregado que el D.T. le arrebató el título el semestre pasado y en este le sigue ganando el pulso a los dirigidos por Gamero. Si bien, Millonarios se ve en los números más ofensivo, también las estadísticas reflejan que es más vulnerable y pierde más partidos.

Los otros dos rivales del grupo B son América y Alianza. Un América, que está muy lejos del otrora equipo escarlata y que además llegó de colero a los cuadrangulares. No por eso digo que no pueda llegar a la final, pero tendrá que mejorar si espera disputarla. El caso de los petroleros, sabemos que pueden dar la sorpresa pero no por ello son los favoritos. Es un buen equipo aunque muy dependiente de su 10 Pérez y de su goleador.

En el fútbol siempre escucha uno los mismos discursos: «cada partido es diferente», «los grandes se crecen en las finales», «los partidos hay que jugarlos», etc. Todos son acertados, como también es válido pensar que el vinotinto y oro está llamado a la consecución de su cuarto trofeo liguero. Por supuesto, que la afición, tiene el derecho a soñar con ese propósito, pero, obviamente también tiene el deber de alentar a su equipo como lo hacen los conjuntos grandes. Ir al Estadio es una buena forma de apoyar pero también de exigir. Si queremos empezar porque no nos vean como chicos hay que dejar de actuar y pensar como tal.

Torres fue campeón con Millonarios y le dio el retorno a la A a los diablos rojos. Logró consolidar un espectacular Tolima en 2010 y no se le dio . La vida da revanchas y en este 2021 le regaló a su tierra la máxima alegría. En este semestre B, supo sortear las bajas de Banguero, Campaz y ahora Montero. Aunque este Tolima sólo ha marcó 25 goles en el todos contra todos, apenas perdió dos partidos. Eso habla de una buena solidez defensiva y de un concepto claro.

Con un equipo fuerte físicamente con jugadores como Caicedo, Plata, Cataño, entre otros en un gran nivel, se buscará seguir en la cúspide de la montaña. A los que quieren que empiece el descenso les digo que ojalá el hambre de triunfo de Torres y su combo sea más fuerte que su pesimismo camuflado de realismo.

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy
Comunicador Social y Esp. en Educación, cultura y política
Docente