El calentamiento global avanza y parece que no hay quien lo pueda detener; lo que es peor, da la impresión que poco o nada nos importa. Entre tanto, los gobiernos siguen entretenidos en los asuntillos aquellos relacionados con buscar las alternativas para amarrarse en el poder o, en su defecto, amarrar a los suyos.
Por supuesto, no ha de faltar quien diga que todos los esfuerzos de los gobiernos, hoy en día, están enfocados a exterminar de una vez por todas al Covid-19 o al Coronavirus que llaman, pero, el calentamiento global, como ya lo he dicho antes, sigue siendo un tema de unos pocos cuando la realidad, y aunque suene a publicidad trillada, es un problema de todos.
Ahora bien, lo ocurrido en Texas, por no dar más ejemplos ya que son muchos, es otra muestra de lo que se nos viene encima o, como decía la abuela: “de lo que nos viene pierna arriba”; luego de eso la abuela murió por exceso de calor.
Entonces, no es un secreto que seguimos perdiendo miles de especies de animales; tampoco es un secreto que los daños en la flora, tanto marina como terrestre, son irreversibles. Así como tampoco se desconoce que en los últimos años y gracias a la ambición de unos cuantos, el planeta se sigue hundiendo en la miseria y todos nos hacemos los de la vista gorda o tan solo le damos un me entristece, me asombra o me pongo furioso en una red social.
Si bien es cierto, existen cientos de organizaciones dedicadas a promover la conciencia por cuidar el planeta y que, hasta existen cumbres en donde se habla de la problemática, también es cierto que no es suficiente. Se necesita de una verdadera campaña de concientización, más agresiva que toda la publicidad que le hicieron a la pandemia.
Sí, actores o gente reconocida en distintos campos, acuden a estas cumbres, hablan de manera fenomenal, pero, la cosa sigue igual porque no el show debe continuar.
Seguimos contaminando. De hecho, con el uso de los tapabocas y otros elementos dizque para protegernos durante este tiempo, la contaminación se ha disparado. Al principio, se hablaba del respiro del planeta porque los humanos andaban de confinamiento, pero ¡qué va! La producción de basuras no se detuvo y ahora es peor.
Lo anterior, sin contar todas las malas prácticas que tenemos en nuestra espectacular sociedad de consumo que no escatima oportunidad para tirar y seguir comprando. Nos volvimos unos especialistas en desechar, muchas veces, cosas que puede ser reutilizables.
Por supuesto que, en países como el nuestro, pensar en reutilizar es algo mal visto por aquello de las apariencias, mientras que el norte es normal; pero, si bien se reutiliza, también se desperdicia sin necesidad.
Entonces, no es atrevido decir que lo que realmente se necesita es reeducar a la gente, así como se ha hecho con el uso de elementos de protección para motocicletas o carros u otras medidas para lograr pequeños cambios de comportamiento, por mencionar algún ejemplo, así tendría que ser esto de cuidar la tierra y evitar el calentamiento global.
Se necesita de una verdadera regulación en el uso del plástico, la contaminación de los ríos y similares, es indispensable que se castigue y se sancione a las empresas que destruyan el medio ambiente. No es posible que un tema tan importante como lo es la conservación de la tierra se quede solamente en la proyección de videos, charlas al no me joda y recogidas de firmas para que conste que la gente asistió y después seguir por la misma.
En resumidas cuentas, llegar a Marte ha sido genial, con todo y colombiana que, como muchos, salió del país en donde no encontró apoyo y ahora quieren sacar pecho con su nombre, como suele suceder. Sí, lo de Marte es la machera, lo mejor o como quiera decirlo, pero: ¿Por qué no nos dedicamos a invertir todos esos recursos en la preservación del planeta en donde vivimos?
La temperatura sube, sube y no es precisamente el coro de una canción que nos pone a bailar. Es el anuncio que se nos van a salir los ojos y vamos a perder el control cuando la tierra se canse y nos quiera dar de nuestra propia medicina.
Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.