Editorial.
De seguro ya son muchos las odas y lo poemas para las mujeres en su día. Sin embargo, los halagos, las palabras e incluso los regalos se quedan cortos, si no hay verdadero aprecio y reconocimiento.
La mayoría fuimos formados en un ambiente machista. Nos costó muchos años entender que las mujeres no tienen otra misión en la vida que ser felices. Eso implica que sus metas y sueños pueden ir en contravía del sistema tradicional.
No todas son plenas siendo mamás. Algunas quieren ser esposas y otras no. Algunas tienen otra orientación sexual y es más que respetable. Eso sí, cada una desde su cosmovisión, debe buscar su felicidad y luchar por ella de acuerdo a sus deseos. Lo más importante es que sin hacerle daño a nadie, puedan encontrar lo más parecido a la plenitud.
Somos conscientes de la deuda histórica con ellas. Eso no implica que lo correcto sea apoyar la misandria de algunas con traumas no resueltos. El feminismo habla de igualdad no de cercenar al varón.
Hoy por hoy la mujer estudia, trabaja y goza de su libertad sexual en Colombia. Lamentablemente, el maltrato persiste y hasta siguen apareciendo noticias de feminicidios. Falta mucho por trabajar como sociedad y se debe endurecer las penas para los energúmenos.
Nos resta desearles un gran día de reflexión y de introspección. La mujer es y seguirá siendo la forma más sublime de belleza en este planeta. Su sonrisa debe traspasar fronteras e iluminar por siempre el firmamento.