Cada día se agudiza el problema de movilidad en toda la ciudad.
Los trancones están por doquier y por cualquier tramo del casco urbano, la ciudad no fue proyectada para el futuro definitivamente por parte de los urbanizadores de antaño.
La oferta boyante del sector automotriz aunada con el problema de sobrepoblación, ha hecho que se facilite y crezca el acceso fácil a adquirir vehículos, pero las vías son las mías proyectadas y construidas con el progreso de la ciudad de los años 70s y 80s.
Un trayecto en transporte público desde Picaleña hasta la calle Diez puede tener una duración probable de una hora y 25 minutos, algo que hace dos décadas se hacía en un lapso de media hora.
A esta crisis de movilidad se le suma el desorden en los tiempos de las busetas, pues en otras ciudades como Bogotá estos vehículos son controlados satelitalmente para que el conductor cumpla con los horarios y la intermitencia entre estos vehículos sea organizada.
La cultura ciudadana en Ibagué brilla por su ausencia, ante tantas personas (muchas de ellas sin pericia al volante) que se movilizan en sus vehículos particulares, no hay por dónde caminar en los andenes, pues estacionan carros sobre estos espacios destinados para los peatones.
Los agentes de movilidad en vez de regular el tráfico se dedican mejor a montar retenes en barrios, mientras el Centro de la ciudad se hace un completo caos con tantos rodantes.
Qué decir de la irresponsabilidad de ciertos conductores, que normalmente en la madrugada de los días domingo en estado de alicoramiento se accidentan, y acaban con su patrimonio. En muchos casos estos accidentes dejan víctimas mortales y los casos pasan desapercibidos de una sanción social para estos ‘monstruos al volante’.
No sabemos cómo será la proyección vial para el año 2032, lo cierto es que urge construir viaductos en el sector de la 60 con Quinta y en la glorieta de Mirolindo donde actualmente se presentan las mayores crisis de congestión de vehículos.
Por: Juan F. Solano.
A la luz Pública.