“El cine no es un arte que filma la vida; el cine está entre el arte y la vida”.
(Jean-Luc Godard)
En lo últimos tiempos hemos visto cómo las personas, sobre todo niños, niñas y adolescentes, intentan acabar con sus vidas. Curiosamente, a este fenómeno se le conoce como: el efecto Werther, que tiene sus orígenes con la novela Las penas del joven Werther de Johann Wolfgang von Goethe, publicada en 1774 y la cual, una vez llegó al mercado, sirvió de inspiración a muchos jóvenes que, al igual que el protagonista de la novela, terminaron con sus vidas a causa de penas de amor. Tiempo después se repitió con la muerte de famosos como Marilyn Monroe, Kurt Cobain entre otros. Aunque el suicidio ha estado ligado desde siempre a la vida del ser humano, es como comer, caminar, hacer el amor, dormir, soñar o cualquier cosa que hagamos.
Ahora bien, esta teoría no está científicamente comprobada, pero, no deja de sorprender la manera cómo relacionan a los medios de comunicación, quienes son lo que propagan este tipo de noticias, y el efecto del suicidio entre las personas. Por otro lado, hemos visto que en la actualidad no se necesita ser un famoso suicida para inspirar a otros a hacer lo mismo. Los casos son innumerables, casi comparados con los de la época de la gran depresión en Estados Unidos y, aunque ya lo he dicho antes, no deja de ser increíble la manera como el cine, en aquellos días críticos, salvó a muchas personas.
Lo anterior se ve reflejado en una emblemática escena de Woody Allen en donde está dispuesto a volarse la cabeza por culpa de su estado depresivo, pero, antes de lograr su cometido decide ir al cine y allí, sentado frente a la gran pantalla logra encontrarle un nuevo significado a la vida.
¡Cómo sea! El cine nos sigue ayudando a creer, aún en estos tiempos aciagos de gobiernos corruptos y un planeta al borde del colapso, el cine, más allá del entretenimiento, sigue siendo una herramienta pedagógica que hace que hasta los corazones más duros se enternezcan frente a escenas como el sacrificio de Jackson (Bradley Cooper) en A Star Is Born, o como la de Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) y su triste muerte en Titanic al lado de la hermosa Rose (Kete Winslet) y ni hablar de Holly (Hilary Swank) Cantando love you till the end, y frente a ella Gerry (Gerald Butler) en Posdata te amo.
Como los anteriores títulos, hay miles de historias de todos los géneros que nos ayudan, muchas veces, a ver la vida de una forma distinta. Nos ayudan a reflexionar sobre la vida misma, sobre el amor, la distancia, el olvido, la guerra, el odio, la venganza, la pasión, el desamor y todas esas formas de actuar, pensar y sentir del ser humano que, como en el cine, se ven reflejadas todo el tiempo.
No recuerdo bien quién dijo que en la época de la gran depresión de los Estados Unidos mucha gente quería quitarse la vida, pero, había tantas películas en la cartelera cinematográfica que las personas terminaban aplazando el suicidio para poder ir al cine. No digo que ir al cine sea la solución al fenómeno suicida que vivimos hoy en día, pero, comparto la idea de no quererme morir sin antes haber visto un par de películas.
Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.