Escándalos del gobierno local estuvieron a la orden del día.
Sin duda una de las semanas más duras y difíciles para la alcaldía de Ibagué es la que está concluyendo toda vez que el secretario de Hacienda, Juan espinosa, y el mismo Alcalde, Guillermo Alfonso Jaramillo, terminaron envueltos en escándalos sin que sus razones hayan podido convencer a los ciudadanos.
Espinosa fue denunciado pues pese a tener su licencia vencida, conducía por las calles de la ciudad su flamante Mercedes Benz.
Tenía en su contra una suspendión de 42 meses al ser sorprendido, en junio de 2013, conduciendo en estado de embriaguez en la zona de Picaleña.
Y como si eso fuera poco también le aparecieron dos comparendos por conducir a alta velocidad en las calles del municipio de Calarcá (Quindío), falta por la que aún no ha cancelado más de un millón de pesos en multas que le impuso la oficina de tránsito.
«Pido disculpas a la ciudad, reconozco mi error, no debí conducir con licencia suspendida«, dijo el funcionario, pero muchos consideran que debería renunciar al cargo ya que en sus manos está el manejo de los recursos económicos del municipio.
Hoy muchos entienden por qué Espinosa en 2014 se convirtió en el más férreo oponente a la instalación de cámaras en la ciudad para sancionar las infracciones de tránsito.
Cuando los ciudadanos no salían del asombro el turno fue para el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo por la firma de una polémica escritura con un primo que estaba muerto lo que se podría configurar en un delito que podría ser investigado por la Fiscalía.
«Mis actuaciones han sido transparentes, si tuviera algo turbio en mi vida, no me hubiera lanzado de alcalde«, dijo el mandatario, y agregó que «hasta de guerrillero me han tildado sin fundamento alguno«.
El alcalde se defendió y habló de un error en la enumeración y fecha del documento por parte de la notaría.
Lo cierto es que Jaramillo se ha dado cuenta que tiene en contra enemigos de peso que podrían trastornar su mandato o que tienen la mira puesta en sus actuaciones para ponerlo en la picota pública.
Su trabajo estos cuatro años no será fácil pues a la par que planea y ejecuta el desarrollo de la ciudad, también debe tener abiertos sus ojos para evitar actuaciones en sus funcionarios, que puedan empañar su labor, su mandato, del que ha dicho será puro y transparente.