Uribe: ¿Ángel o demonio?

Tiene de las dos. Habrá que cambiar la conjunción disyuntiva “o” por la copulativa “y”. Eso quiere decir que el expresidente para algunas personas fue el ángel salvador de Colombia y para otras, un demonio con motosierra más malo que Pablo Escobar.

Lo cierto es que la justicia lo acaba de condenar. Pareciera que el efecto teflón que lo acompañó por varios lustros, al igual que con los sartenes se le está acabando. Todo tiene un ciclo.

Puede ser que no pague un día de cárcel y que todo quede en una condena social. Como todo ser humano por grande que sea, también le llega la debacle y no podrá huir de los frutos de sus aciertos y menos de las consecuencias de sus errores. Es el precio que pagan los líderes.

Malo o bueno, no se puede discutir su enorme liderazgo. Con aciertos y desaciertos Uribe Vélez ha sido el político más influyente de Colombia desde hace más de dos décadas. Consideramos que su famosa “mano firme” fue necesaria en un momento en el que al Estado colombiano se le salió de las manos la seguridad nacional.

También, creemos que se extralimitó en el poder y que por sostenerlo se hicieron cosas indebidas y anticonstitucionales. Algunos lo califican como el Pacificador que salvó a empresarios y a terratenientes de las guerrillas. Otros, lo ven como el Laureano Gómez del siglo XXI, perseguidor del comunismo y de todo lo que se considerara auspiciador del mismo.

Uribe Vélez, pasará a la historia. Sobre él seguirá construyéndose una leyenda. Mientras existan diferencias políticas irreconciliables lo amarán y lo odiarán. Jamás pasará desapercibido.

Eso sí, detrás del “Nuevo Libertador” como lo llaman sus aduladores está un hombre de carne y hueso. Uno que como todos, tendrá que responder por lo bueno y lo malo de sus actos. Sea en esta vida o en la otra, si la hay.

Este es un Editorial de A la luz Pública.