Primero fue culpa de la Dimayor por su calendario inhumano, luego fue el VAR y el cuerpo arbitral además, de la conspiración para perjudicar al equipo. Creo que al técnico Hernán Torres solo le falta responsabilizar a la Divina Providencia de la debacle del conjunto Vinotinto y oro.
El técnico sabe que la afición lo quiere por ser de la tierra y que lo ha defendido a ultranza. También, tiene claro que la mayoría del periodismo de la región es aliado al punto de ser alcahueta y actuar más como un hincha con micrófono, que como orientador de la conciencia colectiva. No es periodismo, es bufandismo.
Seguramente ahora vendrá la tesis que es un sindicato que le armaron los jugadores para sacarlo. Cualquier cosa menos asumir que se ha equivocado y que sus errores y decisiones influyeron en la pérdida de la final de la Liga 2022A y del desastre en el semestre 2022B.
Se le olvidó a Hernán que él es el líder y que el capitán del barco muere agarrado al timón y es el máximo responsable de su nave. No es suerte, porque todos sabíamos (menos él) que Cataño no debía cobrar ese penalti en la final con Nacional. Desde ahí arrancó la inconformidad de los otros jugadores que no le perdonaron (así lo callen) sus absurdos respaldos.
Contó con la cuarta nómina más costosa de Colombia este año 2022 para pelear todo y la realidad es que no ha ganado nada (apenas la Superliga). Ni qué decir de los resultados del semestre B. Humillados en la Libertadores, eliminados en la Copa Betplay y haciendo un papelón en la Liga. Medio equipo lesionado, con el estado anímico endeble y con un técnico obnubilado que no quiere aceptar sus errores.
El empate con Cortuluá en el Murillo Toro develó que no es solo cuestión de suerte ni de un plan orquestado para acabar con el Deportes Tolima. Es hora de aceptar por mucho que duela, que el tema es interno y que así la prensa no lo sepa o lo tape, lo que se refleja en el campo y en la Tabla de Posiciones, es más que evidente.
Un milagro clasificaría al equipo a los cuadrangulares finales. Deberá sumar 24 puntos de 30 posibles, lo que obligaría a ganar ocho de los 10 partidos siguientes. No hay nada imposible pero, es más lógico intuir que la organización ya debe ir pensando en replantear todo para 2023.
Este es un editorial de A la luz Pública.