Petro
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La primera orden

Duque, Duque, Duque, el inepto Iván, el mismo que jugó durante cuatro años a ser dizque presidente de un país, tenía que cerrar con broche de oro su desastre. Bueno, creo que ya todos saben, incluyendo a los seguidores de semejante salvaje, lo que pasó con el tema de la espada del Libertador.

Sin embargo, el asunto aquí tiene más profundidad de lo que para algunos es un capricho del uno y una muestra de soberbia del otro. Sí, es cierto, Duque tenía que irse dejando para la historia una escena digna de recrear en cualquier film, obra de teatro e incluso en los mismos libros de historia colombiana, al tratar de sabotear la posesión presidencial y al querer mostrar un poder que nunca tuvo.

Guardando las proporciones de las diferencias, algo así ocurrió cuando se le antojó montar presidente en el país vecino e incluso, cuando vociferó que Maduro tenía los días contados y quien realmente tenía los días contra reloj era él. Tal vez por eso adelantó todo tipo de favores antes de irse.

Como sea, la presencia de la espada era necesaria por todo lo que ella significa para este pueblo que después de tanto tiempo logra soltarse de las garras de un verdugo innombrable, sin que esto quiera decir, por supuesto, que ya todo sea felicidad en Colombia, pero, el simbolismo de esta arma que una vez empuñase el mismísimo Simón Bolívar, sumado al tema del robo de la misma por parte del grupo al que perteneció el nuevo presidente y a toda la simbología de libertad que hay en la misma es algo que nunca se va a poder olvidar.

Como tampoco se va a poder olvidar la primera orden:

Una orden que retumbó hasta en la médula de corruptos como el mismo Duque; una orden que dejó fríos a los mismos medios de desinformación que horas antes y en todo alegre, celebraban el hecho de que el títere Duque se las hubiese arreglado para sabotear una parte tan importante del evento. Una orden que mostró el temple de Gustavo Petro, que le mostró a los de siempre que cuando se habla de paz y de cambio, no se hace referencia a que hagan lo que se les venga en gana como han estado acostumbrados.

Por todo lo anterior y más, debo decir que Colombia se prepara para lo que será una guerra, aunque parezca una dicotomía; me atrevo a decir que está será la batalla más dura que haya tenido el país, esta será, sin duda, la más grande de todas las guerras de la historia colombiana en tiempos de paz.

Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.

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