Empezaron los cambios en algunas dependencias de la Alcaldía de Ibagué. Ojalá no solo sean simples rotaciones de una oficina a otra y que todo siga igual.
Cuando algo no está funcionando, indefectiblemente se deben hacer. De hecho hay funcionarios y contratistas que levitan con miserables cuotas de poder y hay que aterrizarlos.
En una democracia la soberanía recae sobre el pueblo. En ese orden de ideas, el ciudadano es el soberano y el que trabaja en el sector público, un servidor. Aquí parece al revés.
Alcaldes, secretarios, directores, y hasta concejales, que viven más para ostentar que para hacer. No caben en la ropa y se les olvidó que el verdadero jefe es la ciudadanía.
El ejemplo empieza por la cabeza. Si el mandatario muestra y exige sencillez y trabajo, sus subalternos lo imitarán. Si quiere verse como una estrella de Hollywood, sus funcionarios serán sus actores de reparto en la película que se crearon.
Nadie debería ostentar absolutamente nada que se consiga con los recursos públicos. Es un irrespeto con la ciudadanía el ver tanto fanfarrón mientras la ciudad se deteriora día a día.
Es por eso que algunos llegan arriba y son sol de un día. Alguna vez escuché que hay bobos con poder que si no aterrizan, el día que se les acabe su cuatrienio, se les va el poder y solo queda el bobo.
Echen un vistazo: exalcaldes, exdiputados, exconcejales que nadie los recuerda y menos los extrañan.
La actual alcaldesa debe alejarse de lo que le hace daño. Tiene el tiempo justo para recomponer o para condenarse.
Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy
Editor General.