Los seres humanos somos unos normalizadores del horror y el absurdo de primera categoría. Aceptamos el abuso, el maltrato, las violaciones, la trata de personas, niños, niñas, las guerras y hasta el abuso y el maltrato animal.
Aceptamos la contaminación, el pasar por encima del otro, el hambre, los vicios, la corrupción, las adicciones, el maltrato psicológico y muchas cosas más que les hacen daño a unos y otros y que son promotores y promotoras de cada uno de los males que tenemos hoy por hoy.
A esto se suma, el bendito sensacionalismo que enciende motores con la noticia del momento y luego, sin más ni más, se apaga y lo peor: ¡Se olvida!
Luego tenemos la hipocresía y la doble moral que están por encima de cualquier cosa. Y si le sumamos el comportamiento puritano de más de uno, la cosa se pone aún peor, mas, cuando se comienza a hablar de la sexualidad.
Lo curioso del caso, a propósito de la sexualidad, es que hemos visto, por ejemplo, cómo en nombre de todas las religiones se han llevado a cabo todo tipo de abusos y lo más irrisorio, hemos presenciado como los mismos seguidores de estos abusos salen a defender a sus victimarios.
De igual manera, sabemos que la mayoría de las familias heterosexuales, pese a su discurso de defender a los suyos y de no querer que sus hijos se “corrompan”, son expertos especialistas en generar todo tipo de daños dentro de esas paredes a la que la mayoría denominan hogar. Por supuesto, esta es una conversación que pocos quieren tener.
Como sea, la cacería de brujas a comenzado, ahora, todo lo que huela a homosexualismo está siendo satanizado y de qué manera. Mucha gente, en varios lugares del mundo, se han volcado en contra de la comunidad LGBTI; vemos en las redes sociales ataques moralistas en contra de las personas cuya inclinación sexual no sea la hetero y como suele suceder, a más de uno repitiendo lo mismo que otros quieren que repitan.
Pareciera entonces que hemos retrocedido como humanidad, justo cuando se creía que por fin habíamos podido entender que somos diferentes nos damos cuenta que todavía existen más de un retrógrado que ataca sin piedad a todo lo que se salga del contexto de lo que algunos, en cierto momento, definieron como “normal”. No obstante, y como ya lo dije con anterioridad, aquí se sigue normalizando hasta lo que no se tiene que normalizar.
Por todo esto, no me queda otra cosa que escribir a todos y todas esas personas que se empeñan en sembrar el terror y el odio que: ¡Dejen la maricada!
Y por si las moscas, aquí les dejo la definición de la palabra antes nombrada que, por si no lo sabían, nada tiene que ver con esta comunidad a la que tantos critican. En este orden de ideas, tomo lo descrito en el diccionario de americanismos y el diccionario colombiano:
Maricada. Diccionario de americanismos
- Co, Ve. Cosa de poco valor. vulg; pop ^ desp.
Co, Ve. Tontería, dicho o hecho sin importancia. vulg; pop ^ desp.
https://www.asale.org/damer/maricada
Maricada diccionario colombiano
Contrario a su familia léxica, la palabra Maricada en Colombia se refiere a algo sin importancia.
Ejemplo: Deje la maricada que me tiene aburrida de cosas sin importancia.
https://diccionariocolombia.com/significado/Maricada
Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.