El 24 de marzo llega la primavera

“Por eso le canto a mi morena

que tiene sabor a primavera”, 

(Leandro Díaz)

El 24 de marzo llega la primavera y que me disculpe el maestro si le llevo la contraria con mis humildes letras que solo buscan evidenciar que justo para ese tiempo llega la primavera inesperada y a la vez deseada por los seres que se aman en las tierras de los corazones fríos y las mentes obnubiladas por un dólar que varía día a día como sus paupérrimas vidas de la mejor calidad.

Entonces, podemos ver el 24 de marzo con la llegada de la primavera cómo se abren las puertas para quienes estaban destinados a estar juntos ya que, tendrán que saber que nada en la vida es casualidad, cada camino recorrido tiene una sola finalidad y quienes se van a encontrar se encuentran.

El 24 de marzo llega la primavera como una melodía de acordeón y envuelve a los seres en una parranda bella con olor a cielo y mar que invita a los mismos a amarse como solo estos seres se pueden amar.

Sí, amar en un mundo en donde el amor es una cuenta en alguna red social o un emoticón en forma de corazón. Amar en un mundo en donde el clima varía a tal punto que ya no se sabe si es invierno, verano, otoño o primavera y en donde la noche se confunde con el día, el hombre con hombre, la mujer con mujer y las ideologías de género en un mundo al revés.

Pero, no importa, para los que todavía creemos en el amor nada de lo que pueda pasar en este mundo azotado por las llamas de la ignorancia importa, porque sabemos que la primavera llega en la fecha donde los corazones acongojados y tribulados llegan al hogar.

Sabemos que la primavera llega el 24 de marzo como un bálsamo que sana las heridas, que cura a las almas enfermas y que, como si de luz se tratase, disipa las tinieblas y le da color al grisáceo de las vidas sin sentido.

El 24 de marzo y no en otra fecha, aunque mi maestro diga lo contrario, los ojos brillan, el corazón palpita, los cuerpos se juntan con los acordes del destino y danzan al ritmo de las respiraciones que de por vida estarán.

Dios, cualquiera que sea su representación, bendiga esta fecha que no es más que la prueba de la existencia del mismo ser que un día el hombre creó.

Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.