Azucar
Imagen: El Tiempo.

El azúcar es tan adictivo como la cocaína; así que sube el precio de un veneno

¿Exagero? No lo creo. Antes de alterarse por el titular averigüe e investigue qué tan adictivo y dañino es el azúcar y si estoy exagerando (hay bastante material). Recuerde, no porque algo es legal indica que sea bueno.

¿Se siente indignado porque le van a subir el IVA a los productos azucarados y procesados? En efecto, ¿Usted es de los padres que se siente orgulloso por darle a sus hijos cereales en el desayuno y enviarlos con jugos de caja y Chocoramos al colegio, entre otros? Aunque no lo crea, si es así, usted en su inmenso amor lo único que ha hecho todo este tiempo es envenenarlos.

Más allá de la discusión sobre la Reforma Tributaria que por estos días se debate en el Congreso, es hablar de realidades que hace tiempo todos deberíamos conocer plenamente. Por estos días es imprescindible leer libros como El Milagro Metabólico y El Milagro Antiestrés de Carlos Jaramillo (Médico Funcional) o el de Meta Alimentación de Oscar Rosero (Endocrinólogo).

Ambos profesionales soportados en estudios recientes y en evidencia científica le darán a conocer que el azúcar es el veneno más grande que existe. Le quitarán el velo de sus ojos para que comprenda que detrás de esos productos que le venden en los supermercados y que son tan deliciosos para todos, se esconde una gran industria indolente. Esa que gana billones de pesos mientras sus consumidores lidian desde temprana edad con: diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, cáncer y hasta trastornos mentales.

¿Nos le parece curioso que la mayoría de las pláticas de los adultos- padres de hoy, se enfocan en la debilidad mental de los niños y jóvenes de ahora, de sus comportamientos compulsivos y de sus desórdenes metabólicos? ¿No le parece curioso que hayan aumentado tan drásticamente los problemas de depresión y de ansiedad? Más raro, que ahora sean tan normales la diabetes, los cánceres y los infartos a temprana y mediana edad.

Somos adictos al azúcar. El veneno está por todos lados: en la refinería, en los cereales, en los jugos de caja, gaseosas, yogures, licor, etc. Esas grandes industrias que nos venden el veneno y que son dueños también de varios medios de comunicación, por supuesto, no les interesa que usted y yo nos despertemos del letargo. Se verían perjudicadas en sus ganancias.

Es la primera vez que veo a un Gobierno que se preocupa por la salud preventiva de sus dirigidos. Hace mucho tiempo que dichos «alimentos» deberían tener en sus etiquetas, al igual que los cigarrillos y el licor, un escrito muy notorio que dijera: «Este producto es perjudicial para su salud«. Esto no es un invento mío, lo acepta la Organización Mundial de la Salud y lo certifica cientos de estudios científicos de los últimos tiempos. Es algo muy serio, es de vida o muerte.

Recordarán, la pirámide mentirosa que nos enseñaron sobre la buena alimentación, la cual además de obsoleta es sumamente peligrosa. En ella nos venden las harinas como la primera fuente de energía olvidando que es la primera fuente pero de glucosa. Seguimos anclados y sujetos a mitos que son producto de la ignorancia supina. Tenemos el conocimiento a mano pero nos hacemos de la vista gorda ante él.

Es clara la diferencia entre los productos que se proponen gravar en la actual reforma con la del gobierno de Iván Duque en 2021. Una cosa son los alimentos de primera necesidad y otra diferente es lo que convertimos en indispensable gracias a la publicidad que pagan esas grandes empresas que nos intoxican. El nuevo gobierno le apunta a que usted coma bien o pague un alto precio por su adicción. No olvide, vale más un Chocoramo que una manzana, o una mandarina o hasta medio puñado de brócoli. Un paquete de jamón del más económico en la actualidad es más costoso que una libra de espinaca.

Quizás sus hijos saltarán ofendidos y sentirán que usted ya no los quiere porque no comprenderán por ahora qué les conviene y qué no. Ahí se hará más fuerte esa frase que dice: «el buen padre le da a sus hijos no lo que quieren, sino lo que necesitan«. Nos jugamos grandes cambios que son necesarios y que incomodan cuando nos salimos de la zona de confort.

De todas maneras hasta no ser aprobada en Plenaria del Congreso no sabremos cuál será el documento final. Por ahora se sabe que ni el salchichón, ni la mortadela, ni la butifarra subirán de precio. No por ser buenos para la salud, sino entendiendo que muchas familias de muy bajos recursos lo consumen (no debería ser así). Se entiende que la comida, la educación y la salud de calidad en Colombia cuestan y nos falta mucho para llegar al punto en donde todos tengamos esos derechos fundamentales y en la misma magnitud.

Un consejo, no coma cuento de lo que dice cualquiera en las redes sociales. Lea, leer siempre será la mejor forma de ganar conocimiento. Los noticieros (con pocas excepciones) no son una fuente fidedigna porque los grandes medios son de los dueños de muchas industrias que no les convienen algunas reformas que si benefician al pueblo. Siempre indague, cuestione y no trague entero.

Recuerde que hay dos formas en que nuestro cuerpo recibe información sea provechosa o nefasta. Una es por medio del intestino (lo que comemos e ingerimos) y la otra el cerebro (nuestros pensamientos y hábitos de salud mental). Usted decide qué consume y qué pone a consumir a sus hijos. Jamás olvide que de eso dependerá su presente y su futuro. El dicho reza: «no confunda peras con manzanas«. El de esta coyuntura es: «no confunda comida con veneno«.

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy

Editor General.

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