Bocatoma
Imagen: Alcaldía de Ibagué.

¿Quién es el culpable de las inundaciones en Ibagué?

Cuando pasan situaciones lamentables como la acontecida el miércoles a causa de las fuertes lluvias que azotan la capital del Tolima, empiezan a señalarse de inmediato culpables. La verdad es que controlar la furia de la naturaleza es imposible y en ese orden de ideas lo único que se puede hacer es aplicar estrategias que mitiguen su impacto.

Si se tratara de buscar culpables, todos tendrían algún grado de responsabilidad sin lugar a dudas. Aquí, muchos que ya arrancaron campaña electoral empiezan a responsabilizar al Alcalde, como si los problemas de Ibagué, de su alcantarillado obsoleto y de falta de vías;  vinieran de hace tres años. Si vamos a ser sensatos habría que mirar más atrás sin eximir al vigente.

Lo primero, parte de entender que un mandatario no es elegido a dedo sino por voluntad popular. Así que en lugar de lamentarse, es hora de pensar muy bien su voto para el próximo año y no dejarse llevar por el tamal, por la teja y por lo que le digan los jefes de las maquinarias electorales. Cada ciudadanía tiene la consecuencia de su elección.

Si somos autocríticos como ciudadanos debemos asumir la responsabilidad principal. Nos falta mucho sentido de pertenencia y conciencia ambiental con el planeta. Es claro que en donde se presentaron mayores inundaciones es porque había taponamiento de los desagües y esto no es producto de la casualidad, sino de los insensibles que arrojan basuras.

Las fuerzas vivas de cada barrio en lugar de estar esperando con los brazos cruzados la catástrofe, bien podrían organizar jornadas de limpieza de los desagües y de las rejillas de los mismos. La academia por su parte podría hacer mayores eventos y capacitaciones con sus estudiantes para que entendieran la importancia de no arrojar basuras y de evitar la producción de desechos. Es desde los nichos pequeños que se forjan liderazgos del mañana.

La gente está convencida que el desarrollo de un pueblo se da porque algún día llegó un mago que les soluciona todo. La evidencia histórica muestra que es lo contrario. Comunidades pequeñas, cambiaron procederes desde el núcleo más elemental que es la familia y éstas a su vez fueron creciendo hasta convertirse en sociedades organizadas. Son las grandes ciudadanías las que llevan a formar grandes líderes. Ese es el valor agregado de los países desarrollados.

No con ello pretendo liberar de responsabilidad a los gobiernos. Es claro que se debe trabajar en fortalecer las dependencias de Gestión del Riesgo la cual su función es mitigar los impactos producidos por la furia de la naturaleza. Hay sectores más vulnerables que exigen cambios urgentes en los colectores de aguas lluvias y en su red de alcantarillado. De la inversión en prevención está el ahorro para evitar los millonarios gastos que deja el desastre.

Tuve la oportunidad de vivir en una ciudad mexicana llamada Villahermosa, capital del estado de Tabasco. Quienes son curiosos e investigan sabrán que esta ciudad ha padecido varias y dantescas inundaciones desde hace mucho tiempo. A través del desastre sus gobernantes han aprendido, al igual que la ciudadanía,  a estar preparados en algo para la catástrofe. No obstante, con todo el dinero que se invierte, con la ayuda internacional y las múltiples experiencias, no se ha podido evitar que la ciudad “se vaya al agua”, como le suelen decir sus habitantes.

El Ideam advirtió que la temporada de lluvias seguirá y que esto es apenas el comienzo. Queda que las autoridades civiles se ocupen de las familias afectadas por las inundaciones y les puedan brindar soluciones inmediatas. Asimismo, que el plan de contingencia haga los respectivos correctivos para poder mitigar en lo que más se pueda el impacto de los aguaceros.

A los políticos encampañados que les encanta ver la calamidad para darle duro al administrador de turno, es prudente que hagan sus elucubraciones y como ciudadanos aporten a la solución y no al problema. Descalificar es una tarea fácil, sin embargo;  proponer, aportar y coadyuvar es más diligente y plausible.

A la ciudadanía le corresponderá una tarea no menos importante y es la de tomar conciencia frente a su responsabilidad con el medio ambiente. Hay que ser tajante con quien arroja basura a la calle y hacer veedurías ciudadanas para controlar a los energúmenos.

El mensaje final, sería invitarnos a ser mejores ciudadanos. No de esos egocéntricos que solo sirven para ufanarse de sus logros pero no hacen nada por nadie. Esos chupasangres que son buenos para succionar de todo a la humanidad en busca de beneficios particulares. Hablo de los miserables del alma.

¡Hagamos la introspección!

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy

Editor General

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