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Imagen: RCN Televisión.

El mal mensaje de la prensa capitalina en el caso Daniel Cataño

Se han unido los periodistas capitalinos que más son bufanditas azules junto a un grupo de jugadores de fútbol en un mar de indignaciones frente a la sanción de la Dimayor al jugador Daniel Cataño. Parece que el amor desbordado hacia una camiseta hace que la sindéresis desaparezca y que el colegaje sea más fuerte que el respeto a la ley.

Entregaré un ejemplo pragmático. Un jugador agrede a otro en la cancha (sea con un puño, una patada, un codazo) y la víctima se tira al suelo. Seguramente el árbitro expulsará de inmediato al agresor. Si la falta fue muy grave, probablemente puede ser sancionado con varias fechas, meses o hasta años. Recordemos por ejemplo el caso de Luis Suárez cuando fue suspendido por nueve partidos y cuatro meses sin jugar al fútbol por el mordisco a Chiellini.

Caso contrario es si un jugador recibe un golpe y este responde con otro. Aquí la cosa cambia y lo más probable es que el juez determine expulsar a ambos jugadores sin importar quién inició. Es simple, la agresión no se justifica ni se premia bajo ningún parámetro dentro del terreno de juego.

Hay decenas de casos en donde jugadores han sido agredidos por futbolistas del equipo contrario o hinchas y no ha habido respuesta. Una cosa es actuar en defensa propia para quitarse a alguien de encima y otra muy diferente es salir corriendo detrás del agresor y hacer justicia propia. Es ahí donde el señor Daniel Cataño falló y su acto también es reprochable.

Esto no tiene nada que ver con el payasete energúmeno que atacó al jugador de Millonarios, el cual al parecer no aprendió la lección. El pelmazo Montenegro escribió hace poco en sus redes sociales que la “camiseta se respeta” como evidenciando que poco o nada se arrepiente de su bajeza. Menos lo hará, si existen unos pocos que aprueban semejante desfachatez que nos dejó en ridículo a nivel mundial.

Ese señor mal llamado “hincha” no nos representa y eso es claro. Antes creo que su multa fue mínima y debería ser obligado a tomar un curso de manejo de la ira y de paso de normas de comportamiento social. Hago esta aclaración, tomando en cuenta que mi columna nada tiene que ver con justificar lo injustificable.

Tampoco es justificable que defiendan los procederes del señor Daniel Cataño. ¿Acaso el ser jugador de fútbol lo blinda de la ley? El ser jugador de fútbol “profesional” le da el poder de incitar a la violencia con sus gestos y de responder a las agresiones. Cada quién debe responder por sus actos y Cataño también erró.

Me uno a las palabras del gobernador del Tolima Ricardo Orozco quien manifestó en su columna habitual las siguientes palabras.  Se desató, de lado y lado, una serie de circunstancias indebidas que alimentaron el odio y la confrontación, entre el jugador y la hinchada». Resaltó, sobre algo no menos importante y es el daño a nivel económico que la causó la Dimayor a Ibagué con su drástica decisión por culpa de un solo individuo. Recordemos que son cuatro fechas sin público en el Murillo Toro a partir de la resolución. Son muchas las familias que viven del comercio alrededor del fútbol.

De esto manifestó de manera muy clara Orozco: «Lo más gravoso es la falta de claridad y principio de taxatividad de las normas respecto a diferentes hechos, tampoco se observa el contexto sociológico, menos el económico, como medidas realmente sancionatorias que ejerzan justicia, sino todo lo contrario»,

Es claro que nadie está por encima de la ley. Le toca a Acolfutpro (Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales)  y al séquito de hinchas de Millonarios con micrófono empezar a comprenderlo. De no ser así, seguiría reinando la anarquía. A dar buen ejemplo y para ello se necesita ante todo, buen juicio.

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy.

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