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El tesón por llegar a un producto fascinante

La Tercera Feria Internacional del Café, Tolima corazón cafetero de Colombia, con el Líbano cómo anfitrión, fue un encuentro de relevancia económica y social, que sorprendió gratamente por la intensa y emotiva energía que irradiaron sus protagonistas, las familias caficultoras tolimenses y los compradores nacionales y extranjeros, los orgullosos expositores, sus organizadores e instituciones de apoyo, así como los propios libanenses y los miles de visitantes, convirtiéndolo en un certamen históricamente fascinante.

El evento que se realizó el nueve y 10 de agosto fue organizado por la Gobernación del Tolima, la Federación y el Comité Departamental de Cafeteros con el apoyo de la Alcaldía del Líbano, la Escuela Regional del Café y diversas instituciones que tienen los más diversos reconocimientos por el éxito del certamen, que al final de la jornada dejó contento y motivado a todo el mundo para seguir ascendiendo en esta difícil actividad que es todo un arte.

No obstante, ese regocijo final, no se debe pasar por alto y tener muy en cuenta las fortalezas y debilidades que tiene el Líbano en toda la cadena de la caficultura y sus vertientes, porque en la víspera de la feria se generó un injusto e incómodo malestar, creo que más por amor regional que por otra causa.

El reclamo que desconocía el reglamento y la trazabilidad del concurso, tuvo como única justificación que ninguno de los productores locales quedó entre los 40 microlotes finalistas seleccionados por jueces nacionales y menos entre los 20 escogidos con la participación de catadores internacionales para presentarse a la subasta y la rueda de negocios con compradores nacionales y extranjeros, pese a que el anfitrión presentó 136 muestras de las 640 que concursaron.

Resulta que, los jueces examinaron con rigurosidad y transparencia todas las muestras, basados en las condiciones técnicas y científicas del protocolo o escala de puntuación de la Asociación de Cafés Especiales (SCA), desconociendo el origen geográfico de las mismas y sus propietarios, pues solo se guiaban por un codificación con la auditoría general de la Universidad del Tolima.

Obviamente el Líbano tiene gran importancia en la producción y exportación de cafés de altísimas calidades, con un reconocimiento histórico y global, por su “sabor suave, aroma pronunciado y acidez equilibrada”, llevándonos con estas cualidades y su gran volumen de producción a ocupar, como municipio, el tercer lugar en la producción nacional. Por otro lado, el campo de los cafés especiales es otro mundo muy diferente, donde desde hace unos años tenemos unos titanes, unos caficultores que a pulso, prácticamente solos, con tenacidad y paso firme empezaron a incursionar en este campo en busca de esa excelencia que los posicionará en el mercado mundial y convertirán la región en una fuente de trabajo y de divisas.

Sin lugar a dudas, ese esfuerzo particular requiere el apoyo decidido de la Federación de Cafeteros y del gobierno en todos sus niveles, como ocurrió y sigue ocurriendo con el sur del Tolima. Ayer no más, Rioblanco agradecía el soporte de la Gobernación con herramientas y materiales a 50 caficultores, mientras su alcalde resaltaba la preparación de un grupo de jóvenes en la Escuela Regional del Café, que funciona en el Líbano, que hoy hacen su valioso aporte en el proceso de los cafés especiales en esa municipalidad.

Otro aspecto positivo es que la nueva generación de caficultores tiene una mayor apertura a los procesos asociativos regionales específicos en cafés especiales. Hace 22 años se intentó con el alcalde de entonces Orlando Flórez, el gobernador Guillermo Alfonso Jaramillo y el destacado investigador Eduardo Micolta, pero por las circunstancias de orden público no se avanzó mucho. Eran días tristes y grises. Recuerdo que esa madrugada Jaramillo Martínez se salvó de una emboscada y el coronel Barco, quien llegó minutos antes, salió bien librado, provocando la huida de los agresores. En esa misma fecha acompañamos el retorno de cerca de 500 desplazados al corregimiento de Santa Teresa.

Del reclamo, atrás aludido, si comparto la idea de que los caficultores anfitriones tengan siempre un área y un momento especial, independiente de la selección para la subasta. Sin embargo, hay que abonarle a la queja que 12 productores del Líbano fueron invitados por la gobernadora del Tolima a participar en un evento a realizarse este diciembre en Panamá, en donde con toda seguridad regresarán con nuevos conocimientos, conceptos e ideas para seguir en su lucha de conquistar el exigente y fascinante mundo de los cafés especiales.

Por: Miguel Salavarrieta Marín

Comunicador social.

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