Rodolfo Hernandez o de cuando hasta la miseria
Imagen: suministrada.

En cuerpo ajeno

Todavía recuerdo aquella novela de RTI llamada: En cuerpo ajeno; escrita por Julio Jiménez y protagonizada por doña Amparo Grisales, en los tiempos en donde no se había hecho coger pereza, y uno de los galanes más queridos por los colombianos, Danilo Santos.

Por supuesto, el elenco contaba con artistas de la talla de Armando Gutiérrez, Julio Medina, Maribel Abello, Ramiro Meneses entre otros actores y actrices que, sin lugar a dudas, daban ese toque especial a la televisión del momento, una televisión de verdadero talento en donde el profesionalismo estaba por encima de la belleza, no como ahora que todo se traduce en cuerpos y rostros llenos de maquillaje y cirugía. Como sea, la trama era realmente buena, cargada de misterio, de crimen, de pasión. Una producción de ensueño que quisieron recrear tiempo después en otros países sin lograr impactar realmente a quienes tuvimos la oportunidad de ver la original.

Ahora bien, recuerdo que, aunque era un niño en aquel entonces, me causaba gran curiosidad ver cómo estos hombres intercambiaban de cuerpo a través de sus almas y comenzaba la búsqueda de venganza frente al crimen cometido; un crimen, por cierto, que muchos años después se me asemejó a la gran tragedia shakesperiana.

Pues bien, hoy por hoy debo decir que, aunque esta producción televisiva fue muy buena, al igual que muchas otras, ninguna se compara a la gran producción que desde hace varios años han intentado montar el señor tenebroso, el innombrable, el matarife o como le quieran llamar a Álvaro Uribe Vélez y su gente, y la cual ha tenido gran éxito hasta el momento, la verdad sea dicha.

Uribe, como si se tratase de un protagonista de novela de la época, de la buena época de la televisión, se las ha arreglado para habitar en el cuerpo de los que pasarán a la historia de la política colombiana como los títeres, los ignorantes, los abusivos, los corruptos que el patrón logró empotrar en el poder para mantener su reinado de sombras, al mejor estilo de las telenovelas.

Sí, la política colombiana y, sobre todo, la política de Uribe es una novela, pero, una novela de las malas, de esas que gracias al alargue que le han dado se pone cada vez peor. Hemos visto de todo en esa trama fantasmagórica en donde personajes como Juan Manuel Santos se le rebeló a Uribe y dizque lo traicionó cuando de eso bueno no dan tanto, como decía la abuela, y si no me creen y si no me entienden, hagan memoria de las declaraciones sobre los falsos positivos que dio el Nobel de paz cuando llegó el momento.

Del mismo modo, hemos visto los montajes, los chismes, la manera descara como muchos periodistas han vendido hasta el nido de la perra con tal de mantenerse al igual que sus amos, en las aguas adictivas del poder.

En verdad hemos visto de todo y ahora, con la aparición de Rodolfo Hernández, el concepto de ser colombiano se ve extremadamente embrutecido. Aunque los medios y los fanáticos quieran ocultar la verdad que no necesita más pruebas para demostrar que lo que se viene no será nada bueno si este sujeto, que no sabe otra cosa que insultar y pasarse por encima la ley del país a su mamera llega al poder.

En fin, la nueva temporada de En cuerpo ajeno de Uribe y su combo está lista y promete ser igual de perversa a la última entrega. Veremos al innombrable gobernar desde un cuerpo escuálido y una mente igual o peor de perversa a la suya, si así los colombianos enceguecidos lo permiten. Esperemos entonces no tener que ver lo mismo de siempre con esta producción que, sencillamente, no tiene nada nuevo para ofrecer a sus sensacionalistas televidentes.

Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.

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