Lo primero que deben recordar los colombianos es que hasta el año 1993, el ahorro de los trabajadores del país y el sistema pensional lo controlaba el Estado a través del desaparecido Seguro Social. El 23 de diciembre de ese año y gracias a ponencia del entonces senador Álvaro Uribe, se creó el sistema integral de seguridad social (nefasto para el pueblo).
Desde ese momento la salud de los colombianos pasó a manos de unos agentes externos llamados EPS, que terminaron recaudando el dinero de los aportes y pagándoles a los verdaderos prestadores del servicio (IPS) cuando les daba la gana o lo peor: robándose el dinero. El resultado de la privatización salta a la vista, al ver miles de pacientes condenados a morir a causa de sus enfermedades por no recibir un digno tratamiento a tiempo.
Con la misma ley, se les otorgó el permiso a los particulares para “cuidar” el ahorro de los trabajadores y aparecieron los fondos de pensiones privados. Sin embargo, el Decreto 656 de 1994 prohibía a esos particulares utilizar esos dineros en negocios de sus otras empresas (aspecto que poco se cumplió). En efecto, se necesitaba acomodar esa talanquera y el gobierno de Juan Manuel Santos en el año 2015 fue el encargado.
Nació el Decreto 1385, en el cual se le dio luz verde para que los principales accionistas de los fondos de pensiones (conglomerados económicos del país) pudieran utilizar el ahorro suyo y el mío en negocios de infraestructura vial como la Ruta del Sol. Esto iba en contravía de normas internacionales como la Regla Volcker y la Ley Dodd-Frank creadas precisamente para evitar las inversiones especulativas después de la gran recesión 2008 originada en los Estados Unidos.
Como si fuera poco, la cereza en el pastel la puso con el Decreto 1393 de 2020 el actual presidente Iván Duque. Éste les permitió a las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) poder invertir en negocios más allá de las asociaciones público-privadas de proyectos de infraestructura 4G (como hasta la fecha) y lograron utilizar los dineros de los ahorros de los colombianos en lo que les daba la gana, sin ningún control.
Por si no lo sabía el lector, Porvenir le pertenece al grupo financiero de Luis Carlos Sarmiento Angulo (dueño del grupo AVAL) y Protección S.A es del GEA (Grupo Empresarial Antioqueño) que controla entre otros: Bancolombia, Nutresa, Argos, Sura. En resumen, son los dueños de una tajada muy grande del país y por supuesto ahora podrán entender el porqué de tanta inconformidad cuando les hablan de que se les puede caer el negocio.
Si usted se escandaliza porque teme que el dinero de sus ahorros lo utilicen para otros fines, déjeme decirle con todo respeto que su ingenuidad llegó a límites insospechados. Se han encontrado inversiones de las AFP en: la Ruta del Sol (Odebrecht), Interbolsa, Pacific Rubiales, entre otros que son de conocimiento público. Es un entramado de corrupción sin límites.
Recordarán que en el año 2015 la filial Episol (del grupo AVAL) en alianza con Odebrecht, adelantaron la construcción de la famosa Ruta del Sol (vía que conecta a Bogotá con la Costa Atlántica). Mediante triquiñuelas lograron sus involucrados que de forma descarada se agregara la vía entre Ocaña y Gamarra (a cerca de 50 kilómetros de la Ruta del Sol) al proyecto y con esto se le hizo el quite a la licitación pública, En el año 2017 se declaró nulo el contrato por la evidente corrupción que se encontró. Lo peor es que todo esto es apenas la punta del iceberg.
Antes de fijar posiciones sobre un determinado tema es prudente documentarse para no caer en la manipulación de los que ostentan el poder. Ignorancia supina, se denomina al desconocimiento que tiene alguien simplemente por la pereza de no querer investigar a fondo sobre un tema en especial. El oligopolio es consciente que el colombiano promedio no lee y que la forma de enterarse de la realidad del mundo es por medio de lo que le dicen los medios tradicionales (son ellos los dueños de los mismos).
Platón habló hace cientos de años de que los seres humanos vivían en dos mundos: el sensible (la mayoría) y el inteligible (unos pocos). Los primeros son como veletas que van de acuerdo a lo que su imaginación y creencias le indican. Los segundos luchan por quitarse las cadenas que el sistema les impone y empiezan a descubrir el mundo a través de la razón. Este último proceso exige, lectura, estudio, constancia y estar abierto al conocimiento. Dicen por ahí: “es inútil explicar, cuando usted decidió no entender”. Definitivamente, está en sus manos.
Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy
Editor General – A la luz Pública.