Los “enclosetados” de las redes sociales

Las redes sociales nacieron con una idea lógica e inminente: la de socializar en la red. Así parezca redundante la afirmación, las aplicaciones sirven para que las personas expresen lo que piensan y sienten con los demás.

Se comparten ideas, se inmortalizan momentos y también sirven para socializar hasta bienes y servicios. El uso que usted le de a ellas es respetable mientras lo que publique no vulnere los derechos de otros.

Es válido y entendible los que no gustan de ellas. Hay personas que son muy reservadas y detestan la vida pública y por eso no tienen redes sociales. Algunas ni siquiera usan WhatsApp.

Lo incómodo son los enclosetados de las redes sociales. Aquellas personas que si las tienen pero, solo para criticar. Les encanta mantener en ellas con el fin de husmear lo que hacen los demás. Luego están diciendo que son un fastidio los que publican con frecuencia.

Nace el interrogante: ¿Para qué las tienen?

Imagínese usted ir a un evento social o a una fiesta para no comer, no bailar, no hablar, y sentarse aislado en una esquina. Luego salir de ella a criticar la comida, la ropa y hasta la forma de bailar de los invitados. ¿Habrá algo más tóxico?

Lo curioso es que las únicas personas que se salvan de la crítica social son precisamente las que no hacen nada. Es el lado más cómodo, no obstante, el más fracasado. Al fin y al cabo el que no usa redes sociales invierte el tiempo en otras cosas para sí mismo. El que las tiene y está enclosetado, lo gasta en los demás.

Así que la invitación a los que les gusta mantener en las redes sociales apenas para criticar, es a que salgan del closet. Detrás de perfiles falsos o de un perfil sin foto puede esconderse un ser triste que anhela ser escuchado.

Este es un editorial de A la luz Pública.