Salud
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Reforma a la salud develará si hay conciencia social en congresistas

Entre héroe, valiente, enmermelado, vendido y traidor, se ha movido el calificativo, que en la última semana ha recibido el Representante a la Cámara, Gerardo Yepes Caro, por coadyuvar a qué en el Congreso de la República se abra un gran debate a la reforma de la salud, mientras que la dirigencia política tradicional acariciaba la idea de un entierro definitivo.

Obviamente las efervescentes calificaciones tienen múltiples causas como la mala imagen del Congreso, los afectos o desafectos al gobierno, la empatía o rechazo al propio ponente y a la estructura política a la que él pertenece, así como al mismo proyecto con su pesada carga impositiva publicitaria generada por simpatizantes y detractores, etc. Pero, todos los adjetivos, en favor o en contra, tienen un común denominador: el sentimiento de impotencia del ciudadano ante la corrupción y su frustración por la inequidad de décadas, promesas e incumplimientos, de ser utilizados y luego ignorados.

Hubo algunas pocas críticas de sus copartidarios y colegas, pero, con el transcurrir de los días de reflexión, el propio presidente de esa colectividad, señaló que no había una posición de bloque en contra del proyecto, la cual se tomará el martes 11 de abril, lo que indica que Yepes no faltó a su partido, ni a los estatutos, por lo tanto no hay campo para una sanción, tal vez, en tres años, a una retaliación negándole el aval para su reelección en la Cámara, pero como van las cosas, todo dependerá de la suerte que corra el proyecto de reforma de la salud.

Sobre su justificación a la firma de la ponencia, es lógica y obedece al manual del buen legislador, pero de todas maneras más adelante, quien esto escribe más otros varios millones de colombianos nos daremos cuenta si fue un acierto o un grave error creer en él.

Respecto a la firma y radicación de la ponencia, considero, que fue una equivocación de forma, no de fondo, porque es que realizar ese acto un viernes a las 5:30 de la tarde, en vísperas de Semana Santa, deja sus dudas, no había necesidad de hacerlo y ¿por qué no esperar? si “en términos procesales legislativos, la diferencia entre radicar un viernes antes de Semana Santa y un lunes de pascua es cero” si “a nadie le importaba que corrieran”, dijo el ministro del Interior en entrevista al periódico El Tiempo.

Resulta, señor ministro Prada que sí hay una diferencia, no en términos procesales legislativos, sino históricos, de fondo, pienso yo, porque con toda seguridad en estos comienzos de pascua el representante habría sido objeto de una monumental “encerrona” suplantando su autonomía y quitándole de paso esta posibilidad de brindarle a los colombianos el escenario preciso de una discusión y revisión profunda sobre los “males de la salud” y cómo sacarlos de “cuidados intensivos”.

No estoy diciendo que sea lo que se conoce de la propuesta del presidente Petro, esta es preocupante. Pero tampoco que tres personas le nieguen a millones de colombianos que sigan siendo víctimas directas de un sistema inhumano, deshonesto y quebrado, con la excepción de un pocos actores en la atención primaria que actúan correctamente, pero maniatados.

En una sensata columna de la revista Cambio, el exministro Juan Fernando Cristo señaló que la reforma política se hundió pero que esta “solo interesa a los políticos, mientras el sistema de salud importa a todos los ciudadanos, más allá de su partido o condición social. No comprendemos que una buena o mala reforma al sistema de salud depende de la forma en que funcione la política«.

Representante Yepes y sus colegas de la Comisión Séptima, la pascua será otra semana de pasión política, pero sin olvidar que esta celebración significa: esperanza y renacimiento.

Por: Miguel Salavarrieta Marín

Comunicador Social – Periodista

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