Pataleta del alcalde de Ibagué, ahora con aires de moralidad.
No le gustaba el control de la Casa Barreto ni del ahora senador Oscar Barreto Quiroga.
A Andrés Hurtado no le gustan los controles de tipo penal. Lleva casi 10 años mamándole gallo a la justicia, con aplazamientos, cambio de abogados y otras marrullas en el proceso de los piques del Aeropuerto. “Eso está más cuadrado que elección costeña”, dice la gente en Ibagué.
A Andrés Hurtado tampoco le gustan los controles disciplinarios: recordemos que la Procuraduría lo suspendió este año del cargo por cantar de manera subrepticia su apoyo al candidato presidencial Fico Gutiérrez. Además, pésimo tino electoral del alcalde de Ibagué que le apostó al caballo equivocado; lo mismo que en marzo no pudo lograr la reelección de otro Doctorado en mañas y marrullas como él, Jaime Yepes.
Tampoco le gusta el control de la Contralora Edna Margarita Murcia a quien ha salido a descalificar, no solo de manera profesional, sino de manera personal y familiar, sin ninguna prueba o proceso penal vinculante. Una total irresponsabilidad del alcalde de Ibagué cuando en Colombia existe el ordenamiento jurídico, el debido proceso, la presunción de inocencia; garantías que seguramente Andrés Hurtado sí ha tenido en las instancias legales a las que se ha enfrentado, y a las que burla de manera flagrante, como ya se ha evidenciado.
A Hurtado no le gusta el ‘control político’ que dizque en Ibagué realiza el Concejo, cuando bien se sabe que todos extorsionan, reciben dinero, contratos, favores sexuales y demás para tapar la corruptela estatal, la inmoralidad pública, que campean en la capital tolimense.
¡La próxima semana más cuentachistes!
*Este es un editorial del director de A la luz Pública.