(A propósito del ciudadano que insultó a una agente de tránsito en Bogotá).
Es cómico ver las sempiternas discusiones entre los gamines uribistas y petristas. Se insultan, se amenazan, se minimizan, es un espectáculo grotesco. Ambos bandos creen tener la razón pero, lo único claro en Colombia, es que los malos modales caminan desde el estrato uno hasta el seis.
En el país del Sagrado Corazón, más de uno está convencido que tener una camioneta o vivir en un sector lujoso lo convierte en una persona respetable. No es sino que echemos un vistazo en muchos conjuntos residenciales y nos daremos cuenta la cantidad de granujas que andan en vehículos de alta gama. Aquí cabe el refrán popular de las abuelas: «Aunque la mona se vista de seda, mona se queda».
Tenemos para escoger en este país. Personajes como la bautizada: «Epa Colombia» y otro que lo apodan “La Liendra« hicieron dinero y fama a punta de gaminadas (hay muchos más). La fama que le fue esquiva a la cantante Marbelle con su música la logró a punta de insultos, bellaquerías y un arsenal de groserías que hasta el propio personaje de comics «vulgarcito» se sentiría intimidado con ella.
Hace poco se hizo viral los insultos a los que fue sometida una agente de tránsito en Bogotá por un señor llamado Andrés Hurtado. El energúmeno se encolerizó porque la funcionaria lo obligó a mover su camioneta de un sitio prohibido. Ese complejo de «Pablo Escobar» abunda por toda Colombia. Recordemos a la señora que invitaba hace unos pocos días a asesinar comunistas en una marcha. Es la idiosincrasia de miles de compatriotas.
Menos mal la pandemia nos volvio "mejores" personas!🙄🤐 https://t.co/o7gghtUee9
— JUAN GUILLERMO BELTRÁN AMORTEGUI (@JuanGBeltran) October 27, 2022
Muchos se creen respetables por conseguir cosas materiales así no importe la manera como lo hicieron. Aquí hay cantidad de avivatos que por medio del narcotráfico, la corrupción, el contrabando, del agiotismo, del fraude, incluso de la fe; han construido capital. En su vida han leído un libro, su educación es nula. Son miserables con plata.
Seguiremos siendo subdesarrollados porque en Colombia es más importante la silicona en los senos y las nalgas de las mujeres, que lo que tienen en su cabeza. Los gimnasios están llenos y las librerías y las bibliotecas vacías. Los que piensan diferente los llaman perdedores. Luego nos preguntamos por qué vamos encaminados a una debacle sin precedentes, según los expertos.
Los violentos de estratos bajos, que creen absurdamente, que acabar con la propiedad pública y privada es la solución a sus problemas están muy mal. También lo están, aquellas mujeres mal llamadas » feministas» que creen que orinando y pateando iglesias van a conseguir el respeto social. No obstante, no son las únicas problemáticas.
Sigue siendo más triste, ver a aquellos que se autodenominan como “gente de bien” y que pese a tener mejores posibilidades no aportan nada a la sociedad. Su solidaridad es tan lánguida, como su educación. Son los mismos que le regalan a sus hijos ropa fina, celulares de alta gama, y cuanto capricho quieren. En la lista de dádivas no habrá jamás un instrumento musical y menos un libro. Asisten a cultos religiosos pero su amor al prójimo es nulo. Dan grima.
Así que si usted hace parte de alguno de los bandos extremistas de izquierda o de derecha, tenga claro que vuestra merced hace parte del problema de Colombia. Jamás olvide que el dinero a usted no lo hace mejor persona. No es lo que dice, son sus acciones las que lo definen.
¿Distingue en el Tolima personajes así?
Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy
Editor General.