
Vendedores informales, casetas de revistas y locales comerciales se benefician de la fiebre mundialista que se vive con el álbum de Panini.
En las oficinas públicas, o privadas, en los colegios y en la misma calle, personas de todas las edades y estratos compran, intercambian o hacen lo que sea para conseguir la lámina que les falta.
Hace poco se informó de la denuncia elevada contra el profesor de un colegio en Bucaramanga, que decomisó las ‘monas’ con las que jugaban sus alumnos, para completar su propia colección.
En Ibagué, quisimos averiguar cómo se mueve el comercio informal con esta mini bonanza que cae bien en la ciudad, ahora que el desempleo creció a una tasa de 17.5 por ciento.
Existen expendios en la carrera Tercera, contiguo a la droguería Jorge Vila; enseguida de Donkin Donuts de la calle 10; frente al Palacio de Justicia. Puestos de revistas y casetas también comercializan el álbum y las figuras.
Una agencia, ubicada en la calle 14 con carrera Sexta, es la que surte a los comerciantes minoristas y les paga un porcentaje, que estriba en cien pesos por lámina vendida. Cada figura se vende a 300 pesos.
El álbum cuesta cuatro mil, aunque ya hay uno “completamente lleno”, que se vende a veinte mil, con las imágenes escaneadas y en aceptable litografía.
A veces se elevan los precios, como los dos mil pesos que deben desembolsar quienes quieran llevar a Falcao o a Cristiano Ronaldo a casa. Igual cifra deben sufragar por los escudos de las selecciones. O lo estadios a mil pesos.
También se acude al canje: “la gente viene a que les cambie una figura, y yo les pido dos. Siempre aceptan, aunque a veces a regañadientes”, dice Cristian, un vendedor que por estos días hace su agosto en la calle Novena.

En el caso de Cristian, afirma que a diario se hace ochenta mil pesos. El mejor día que tuvo, se empacó 220 mil pesos: “viene gente de todas las edades. Estudiantes, señores de edad que coleccionan todos los mundiales, niños que les hacen pataleta al papá si no les compran”, afirma.
Pero como toda bonanza tienen su auge y caída, ante la sobreoferta de láminas y vendedores, algunos se están quejando que pasan el día ‘blanqueados’, o con poco dinero en los bolsillos.
Algunos se sumirán en la tristeza el 13 de junio cuando ruede el balón en Brasil 2014. Otros añorarán a que pasen cuatro largos años y pueden volver a disfrutar de un éxito efímero que traerá consuelo y alguna esperanza a sus ansías de dinero, aunque deban acudir al tradicional rebusque con el álbum del Mundial.