Morbo
Imagen de referencia.

Las asquerosas transmisiones en vivo con gente muerta en Ibagué

En medio de las escenas de dolor, periodistas piden que compartan el video y disfrutan que se conecten más morbosos.

Las redes sociales no son malas, sino la culpa es del mal uso que se le da a las mismas. En los últimos días se ha visto en aumento la mala idea de hacer un show circense en medio de las tragedias que tienen que ocurrir en la ciudad de Ibagué.

No quiero posar como un adalid de la moral, pero sí insisto en hacer una reflexión para las personas que tienen a cargo medios de comunicación emergentes en redes sociales, para que pongan en práctica los más mínimos estándares de la deontología periodística.

Si bien el comunicador debe estar constantemente actualizado como cualquier otra profesión u oficio, hay que aceptar que ha llegado el mediocre periodismo ‘del like’ ó ‘del click’, que ha sido aprovechado también por los departamentos de ventas de las empresas radiales y de televisión para engrosar sus ingresos económicos y cumplir sus atosigantes metas mensuales, ante la caída en sintonía de los medios análogos tradicionales, aplastados por los teléfonos celulares inteligentes.

Ante el avance tecnológico que va a pasos agigantados, la inmediatez periodística está al alcance de la mano, por ello conviene que la persona que decida transmitir en vivo en redes sociales deba hacerlo con sigilo profesional, respeto por la dignidad humana, consideración con la familia víctima, repercusiones psicológicas y ética que trace fronteras hasta dónde debe llegar la narración de la noticia y hasta dónde es prudente proyectar imágenes.

En 2021 murió el famoso empresario ibaguereño Jorge Alberto Sánchez ‘Jorgs’, al caer del puente de la Variante. Este suceso ha sido el de más rapiña de los últimos meses, y que fue visto como una verdadera francachela para buitres de la información. Solo faltó que transmitieran en vivo la necropsia del occiso, y a su levantamiento acudieron hasta secretarias de medios de comunicación para presenciar el hecho.

Me preguntaba por ese entonces si la familia Sánchez Lozano no tenía el más mínimo derecho a la intimidad, a vivir el duelo, y si era necesario tanto celular transmitiendo segundo a segundo el funesto deceso, y qué decir cuándo irresponsables dijeron en redes que ‘Jorg´s’ ya había aparecido errabundo por la Variante, beodo y desorientado…

Ahora hay que soportar también a los ‘abogaduchos’ que en contubernio con algunos comunicadores y paramédicos, no se pierden accidente de tránsito y tragedias para llegar a transmitir en vivo, saludar a sus tanto 20 tantos mil seguidores, reírse al aire de los sucesos, jugar a ser periodistas para empezar a indagar a testigos de momento sin la más pequeña sensibilidad, para luego ofrecer servicios legales que seguramente les dejara alguna migaja de ganancia.

No pretendo en lo más mínimo lograr cambiar esta nueva realidad de la información, seguramente algún colega me estará ‘madreando’ al leer estas líneas, pero me dirijo entonces a usted querido lector o usuario, para que usted mismo se abstenga de observar esas transmisiones, denuncie la publicación por incumplir reglas comunitarias, se solidarice con la víctima fatal, censure publicidad y empresas que auspicien esa majadería y por nada del mundo se atreva a compartir una tragedia en su perfil que genere visitas, métricas, ‘likes’, que engrosen los portafolios de servicios y tarifarios de estos medios de comunicación. El poder está en sus manos.

Durante los nueve años en que ejercí el periodismo, recuerdo que solo llegábamos a los casos los que cubrían la fuente judicial, (Llegaban los que tenían buenas fuentes de información y no las compartían), no existía el WhatsApp, se hacían imágenes judiciales desde una distancia prudente, se difuminaba el rostro de los fallecidos, se hacían entrevistas respetando la identidad y el rostro de los testigos, la noticia salía en la emisión más próxima de los informativos, dejando una necesaria prudencia. Esto se ha perdido en la lontananza del olvido.

Las transmisiones de sucesos en redes han tenido su ‘pico de gallo’ durante los toques de queda en el inicio de la pandemia, y en 2021 con los vandalismos que trajo consigo el paro de ese año.

Tengo entendido que en Ibagué existió (¿existe todavía?) el Círculo Profesional de Periodistas del Tolima, al igual que otras agremiaciones. Ojalá sus cabezas visibles se reúnan y lleguen a un consenso frente al alcance que deba tener una transmisión de un suceso trágico, por aquello de la solidaridad humana y cristiana.

Por: Juan Felipe Solano V.

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