Campesinos en Colombia

¿Y mi parcela?

Campesinos en Colombia
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Nos ha quedado suficientemente claro que el origen de este conflicto armado, además de las profundas desigualdades sociales, fue la tenencia de la tierra y su derecho a vivir de ella, cuidarla y tener arraigo.

Luego de cruentas batallas entre el Estado y el grupo guerrillero de las Farc, 60 años después nos damos cuenta que el problema es exactamente el mismo; la guerra obligó a muchas personas a salir de su tierra, el daño colateral, (así le llaman ahora los expertos) causó y lo sigue haciendo estragos hoy insalvables, los campesinos simplemente huyeron para salvar su vida del dolor de la guerra, algunos eran propietarios, otros cuidadores, otros simplemente colonos a todos los desterró la guerra, los obligó a salir; sin embargo no es mucho lo que se conoce acerca de eso, pues apenas se cuenta con las cifras paupérrimas registradas en la unidad de víctimas y la oficina de restitución de tierras (100.000 predios), luego si la gente no abandonó sus tierras entonces ¿de dónde salieron, para que la cifra de desplazados hoy supere los 7.108.181?

Realmente es mucho más grande el número de personas, que las hectáreas de tierra despojada, (según el registro oficial de la unidad de reparación de las víctimas), esa cifra es simplemente absurda.

En la época cruenta de la guerra, incluso mucho antes, enjambres de campesinos se vieron obligados a abandonar sus predios y el origen de toda esta pelotera de la que ya hemos pagado el precio en sangre y dolor, fue la tenencia de la tierra; la lamentable noticia es que no hemos avanzado un solo centímetro en solucionarles nada, incluso en las reformas agrarias se dedicaron a designarles para su uso muchos predios baldíos de la nación que fueron adjudicados a grandes terratenientes (en el sur del Tolima por ejemplo) y posteriormente en respuesta a la exigencia del campesinado fueron “parcelados» en territorios no superiores a 10 o 12 hectáreas

Ahí vivían relativamente tranquilos hasta la nueva ola de violencia que obligó a muchísimos a abandonar sus predios o incluso como en el caso de Roncesvalles a causa del mismo conflicto armado, tuvieron que venderlas a bajo precio.

Los generosos compradores argumentan que «les hicieron un favor». Yo les digo que no, no es cierto, no hicieron ningún favor, abusaron de la necesidad ajena para comprar 12 hectáreas de tierra en ocho millones, 10 millones, cinco millones a lo máximo, ¿cuál favor? Es una simple, vulgar y abusiva estafa y abuso de poder e ignominia contra otro ser humano. La mala noticia para esos «compradores generosos», almas caritativas, es que tienen que devolver sus predios a sus dueños legítimos, así está diseñada la reforma rural integral.

Seguramente el Estado (nosotros los contribuyentes ) compensará el favor que le hicieron a los parceleros de comprarle su tierra a bajo precio, teniendo en cuenta que se han usufructuado de ella, la compensación económica deberá ser gradual, como la generosidad de su bolsillo en contra del débil y no solamente le compraron a «alguien «. Conozco y me consta de casos en donde una sola persona tiene hasta 5.000 hectáreas, compraron sistemáticamente dos, tres, cuatro parcelas, «pegaditas», incluso, para que nos les quedara lejos «dar vuelta» a las vacas y al predio, no siembran un atado de cebolla, porque para lo único que la quieren es para tener sus vacas.

En los picos altos de violencia, nunca se fueron, se quedaron los «valientes», a comprar a precio de huevo lo que otro había cuidado como su mayor tesoro.

Los «des parcelados», los sin tierra, se quedaron, Pese a perder su tierra, se negaron a emigrar a las ciudades, se quedaron viendo cómo se compraba la tierra ajena a precio de huevo a lo que a ellos les diera la regalada gana y sin embargo ante la mirada impávida de la justicia, muchos están ahora desarraigados y sin un metro de tierra en donde cultivar tan siquiera lo de echarle a la olla.

Pues bien la tenencia de la tierra es la que causa los muertos, algunos campesinos hoy desconocen que deben medir su parcela, hacer el levantamiento topográfico, radicar el mapa digitalizado que ha de presentarse en el Instituto Geográfico Agustín codazzi para que pueda ser formalizada y legalizada; se sabe de administraciones locales que se niegan a procurar la legalización del territorio, incitan al miedo, mostrando «el coco de las Farc», por supuesto que nosotros sabemos claramente que es para asustar a las personas, deslegitimar la lucha y quién sabe qué otras intenciones non santas, propias de quienes conocen el horror del miedo y el silencio del campesino y que por medio de ello, han permitido la concentración de la tierra en manos de unos pocos, los mismos que les financian sus campañas y les alcahuetean sus triquiñuelas, monopolizando la tierra, el comercio, el poder rural.

Los generosos compradores acantonados en las pequeñas micro regiones que conocemos, como en todo el país han sido muy coherentes para luchar por su derecho a la propiedad privada, ellos se organizan, amenazan, persiguen y matan, ellos defienden su tierra sin saber siquiera cuanto es que mide, no les interesa nada diferente a seguir corriendo los cercos y que su tierra sea cada día más grande, supongo yo, hasta perder de vista la enramada.

¿Para qué tanta tierra?

Para qué tanta ambición, qué acumulan, para qué, sí como decía mi padre, uno puede tener mil caballos, pero solo se puede montar en uno.

Quienes reclamen o hablemos en favor de los que reclaman, somos amenazados, hostigados, estigmatizados y cuando uno les da «papaya» simplemente eliminados, como si uno necesitara algo más que dos metros de profundidad por uno de ancho para quedar justamente «debajo de la tierra» que ayudamos a reclamar; una cosa es cierta, no podemos ser hipócritas ante la evidencia de que el gobierno ha fallado en absolutamente todas las estrategias.

20 años después los parceleros de mi municipio de Roncesvalles al igual que en todo el sur del Tolima y me atrevería a decir que en la nación, aún esperan el momento en el que les legalicen sus predios, les entreguen sus escrituras y puedan registrarlas en instrumentos públicos, con un título debajo del brazo que solamente les permite recibir 10 millones de pesos como préstamo bancarios y que escasamente alcanza para dos vacas y deja su hipoteca a la tierra hasta por 10 años, eso sí los impuestos a las mejoras corren implacables cada año, (aunque por arte de magia, estos también desaparezcan) y nunca se vean reflejados en tan siquiera una vía terciaria decente para sacar la «papita» a la venta.

Al campesino nada se le da, el campesino tiene que arrebatarle al Estado colombiano sus derechos y nosotros miramos impávidos, aplaudimos con desdén, despreciamos a quien lucha por la tierra, olvidando que justamente esas manos campesinas son las que producen la comida con las que alimentamos a nuestros hijos (aunque algunos hijos de los ricos se han criado solamente con enlatados).

Pues bien, sea ahora el momento de analizar la reforma rural integral y a ver cuál es la razón por la que los predios de los ricos son cada día más ricos y los pobres cada día más jodidos.

Quiénes y mediante qué mecanismo se desarrolló la generosidad de comprador de buena fe, en dónde utilizaron su posición de poder predominante, (monetario y político ), para arrebatarle a la gente su derecho a la propiedad, eso señores no tiene un nombre diferente a la trampa, son simples y vulgares ladrones, pues no puede ser honesto quién sabiendo el precio de la tierra la compra al 10 % de su valor real y sabemos que ahí está el foco de los problemas del campo en «la legitimidad».

Hay que empezar a implementar la normalización y formalización de la propiedad rural, que se les permita y restaure a nuestros campesinos el derechos a ser los dueños de la tierra en la que parieron y sepultaron a sus hijos como consecuencia de la guerra; garantizar que no estará nunca más manchada de sangre, sino sembrada de esperanza, a eso se tienen que comprometer las Farc y el gobierno nacional. Yo no sé si sea posible en un país donde el director de la agencia rural de tierras es Miguel Samper (el hijo de Jackie y Ernesto) ¿Qué puede saber un muchacho de esos acerca de la necesidad de la tierra, cuando la única tierra que conoce es la tierra del Country Club en sus juegos de golf?

Por dónde, cuál región, cuál es la metodología, cuándo, ¿cuándo arranca la reforma rural integral?

Embelesados como estamos con la paz, mientras la única que conocemos es la de los sepulcros, que el gobierno y las Farc no nos entretengan con pispirispis, den las garantías necesarias para que las organizaciones de la sociedad civil como Anuc, y las asociaciones agrarias puedan organizar al campesinado e iniciar la ruta de la legalización y formalización de la propiedad rural, que se llame al orden a los grandes terratenientes que se apoderaron hasta de los páramos, cobrando sin escrúpulos, millonarios bonos de oxígeno, usufructo de agua dulce y en algunos casos hasta concesiones mineras.

Hay que decir la verdad, ¿Quien compró, por qué lo hizo a tan bajo precio, está dispuesto a devolverla a su dueño?

¿Cuántos muertos pondrá el desafío de recuperar una parcela?

Tierra, subsidios, soberanía y seguridad alimentaria, asistencia técnica, protección, por ahí podemos empezar a hablar de Justicia Social, cuando lo robado, sea devuelto a su legítimo dueño.

La única tierra que algunos poseemos es la que tenemos en el ombligo, eso no quiere decir que no logremos entender, de dónde salen y comienzan las injusticias.

Es hora de la implementación, 60 años ya son suficiente espera, ¿no les parece?

Por: Nubia Flor Russi, defensora de Derechos Humanos.

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