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Coaliciones con ‘Choco’ duran hasta la ley de garantías

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Esta valla de Choco y Barguil está ubicada en el barrio Limonar de Ibagué.

José Élver Hernández la volvió a hacer: traicionó a Miguel Barreto.

Sin ruborizarse siquiera, el congresista conservador reconoce su cercanía con el representante a la Cámara y candidato al Senado David Barguil. En vallas ya se ve publicidad de frente de Choco con este dirigente en Ibagué y otras poblaciones tolimenses.

Lo irónico es que semanas atrás el representante a la Cámara estaba jugado con Miguel Barreto y le juraba amor eterno. Pero todo fue una mampara hasta que empezara a regir la ley de garantías el pasado mes de enero, donde en la Gobernación le nombraron más contratistas y tampoco no le pueden mover a los que venían de tiempo atrás.

Si se mira con detenimiento Choco está repitiendo la maña que tiene en cada proceso electoral: en 2015 supuestamente estaba con Mauricio Jaramillo a la Gobernación, y en el mandato de Luis Carlos Delgado le nombraron cuotas y burocracia, pero apenas arrancó la ley de garantías se fue a hacerle campaña de frente a Oscar Barreto.

Ahora traiciona a la Casa Barreto y dice que irá con David Barguil quien no debe confiarse mucho de esta alianza pues le estarían ‘serruchando’ el piso: Choco tiene un acuerdo por debajo de la mesa con Efraín Cepeda, senador conservador de la costa norte, a quien le pondrá el grueso de su votación. Para no ir más lejos, en 2014 Cepeda fue la fórmula al Senado de Choco en el Tolima.

Es decir, Choco gana con cara y gana con sello en el ajedrez de la política y en la sinvergüencería en que para muchos analistas se ha convertido la circunscripción nacional para el Senado, donde candidatos foráneos llegan con ríos de plata para comprar votos y no traen obras ni realizaciones a las regiones más apartadas.

Tampoco tiene proyectos ni ejecutorias que mostrar en sus cuatro años en el Legislativo: solo mojó prensa por una lechona que llevó al Capitolio la cual ayudó a repartir en generosos platos a sus compañeros, una cruel ironía de la repartija de votos, cruce de favores y dinero en que se ha convertido la política, local y nacional.

Quién sabe hasta cuándo José Élver Hernández Casas pueda seguir repitiendo la fórmula de desvararse y desplumar al que se le acerca. Tampoco se podrá confiar en alianzas políticas futuras con este personaje. La gente está despertando, con las redes sociales y un pensamiento crítico para no tragar entero con este tipo de sinuosos dirigentes. El mejor castigo es levantarse en masa a votar.

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