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Cómo sobrevivir en el Tolima bajo el encapotado cielo de la derecha uribista

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Simplemente leer, seguir leyendo y, de vez en cuando, enseñarle a leer a nuestros vecinos, principalmente a nuestros docentes universitarios.

Hacer y replicar – al menos de vez en cuando – la enseñanza que da en solitario desde hace una década el cronista y periodista Alexander Correa: abstenerse de la estridencia de la radio local con su perorata judicial y su misoginia diaria, bajo la cual disfraza sus genuflexos servicios a la derecha uribista local y a sus únicas virtudes: el patriarcado, la intolerancia, la estigmatización y la exclusión social.

Seguir debatiendo y tertuliando con cualquiera de las minoritarias fuerzas políticas tolimenses (Mira, Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Decentes, Mais, Movimiento anti minería, Dignidades campesinas, Lgbtiq, etc.), ajenas a toda virtud de la derecha gobernante.

Vivir y dejar vivir, basado en que el ensordecedor canto nibelungo de la derecha conservadora, adormece y alucina, por ahora, a las mayorías en el Tolima. Solo por ahora.

Hacer y formar oposición y resistencia civil, pacífica y política a esa derecha conservadora uribista y a sus estandartes, que hoy nublan este siglo XXI en nuestro Tolima, como ya lo hicieron durante las tres décadas iniciales del pasado siglo XX: José Manuel Marroquín, la dictadura de Rafael Reyes Prieto, Diego Euclides de Angulo Lemos, Jorge Marcelo Holguín Mallarino, Ramón Gonzales Valencia, Carlos Eugenio Restrepo Restrepo, José Vicente Concha Ferreira, Marco Fidel Suarez, Pedro Nel Ospina Vásquez y Miguel Abadía Méndez.

Ninguno de ellos (sobra decir que bajo su nublado cielo gobernante, nunca hubo ni habrá, ellas o ellxs) oriundo de estas tierras tolimenses, al que de paso nunca les interesó pese haber sido estado federado en el siglo XIX.

Se inicia pues estas primeras décadas del siglo de la inteligencia artificial y de los computadores cuánticos, a repetirse nuestro Tolima gobernado por los foráneos hijos naturales del pensamiento excluyente y retrogrado de sus “patriarcas” centenarios.

El partido Liberal (el de Murillo Toro, el de López Pumarejo o el de Gaitán Mahecha), el partido Comunista, el sindicalismo plurideológico y la izquierda light de puestos burocráticos, tienen mucho que ver por acción o por ignominia, en el posible resurgir de la falange que hace 100 años dio paso a la que representó Laureano Gómez y lo que el Tolima vivió a punta de empalamientos y corbatas colombianas.

La historia, por lo menos en el Tolima, estaremos condenados a repetirla, esta vez con WhatsApp, Instagram o Facebook, para registrar nuestra eterna condena al retraso y al patriarcado, con igual o peor manipulación como por entonces se hizo a través del Telégrafo, del Marconi, de la prensa conservadora o del Pulpito religioso católico.

Por: Luis Orlando Ávila Hernández, ingeniero agrónomo, propietario de la extienda cultural la Guacharaca.

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2 opiniones

  1. Farragosa perorata

  2. La respuesta esta en el parque de las palomas caídas. Unos son Uribistas en la mañana y Petristas en la tarde; los hay liberales de antaño y conservadores de vieja data. Recuerdan fácilmente a Santofimio, Angulo o Gomez Gallo. Pasan por Rojas Pinilla, Lleras o Pastrana (los viejos, no esos de ahora), se ríen de las sandeces de Turbay y la Tranquilidad de Virgilio Barco. Terminada la jornada se pegan su orinadita en el Patriarca, compran el pan en la tarde, toman su buseta para la casa y la historia se repite cada dia. Algún día, asisten al funeral de uno de los contertulios, lo recuerdan cuando sabiamente veía prosperidad para el país a costa de creerse sus propias mentiras porque soñar no cuesta mucho.

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