Columna de opinión.
Conforme a lo ordenado por el Consejo Directivo – órgano colegiado de poder – el primero de noviembre deberá elegirse el nuevo director de la Corporación Autónoma Regional del Tolima, Cortolima, para un período de cuatro años, que se inicia el primero de enero de 2020 y termina el 31 de diciembre de 2023. Para la clase política del departamento y nacional, en su orden, la gobernación, la alcaldía de Ibagué y Cortolima, son los máximos trofeos de una confrontación electoral que se repite cada cuatro años y que en nuestro caso marcará la consolidación, supervivencia o marginalidad de un liderazgo regional.
Cortolima, con un presupuesto que fluctúa los 50 mil millones de pesos, de los cuales el 75 por ciento – aproximadamente – están destinados para inversión, es un nada despreciable nicho burocrático (197 empleos de planta y más de 150 por contratos), pero además, por ser la máxima autoridad ambiental departamental su incidencia positiva o negativa en el desarrollo económico del Tolima, está sujeto a sus decisiones administrativas. Es un innegable e incidente poder real, que en nuestro caso refleja la consecuente puja entre los sectores políticos nacionales. Los 12 consejeros que elegirán el nuevo director, representan a los alcaldes (4), los gremios económicos (2), al gobierno nacional (2), a las comunidades indígenas (1) y al actual gobernador (1).
Indiscutible, que de acuerdo a los resultados electorales del 27 de octubre saldrán las coaliciones que tratarán de fortalecer el triunfo obtenido o buscar un premio de consolación ante la derrota. Por el Centro Democrático ya está jugado el abogado Carlos Santana, quien representa políticamente a Carlos Edward Osorio y Jorge Tulio Rodríguez y quien según fuentes del mismo partido, sería avalado por Álvaro Uribe y Paloma Valencia. Los conservadores le apostarán al dirigente del Espinal Juan Pablo García y a José Edgar Bonilla, quien ya ha ocupado ese mismo cargo. El liberalismo hace cuentas con el actual secretario de la Administración Municipal César Picón, Carlos Mora y María Eugenia Saavedra, actual subdirectora Administrativa y Financiera de la entidad. Ricardo ferro tiene un gallo tapado, mientras que por el lado del actual gobernador Óscar Barreto, allegados a él expresan que prefiere esperar para analizar y ver los resultados electorales del 27 de octubre y ahí sí tomar una decisión
Santana sería el premio de consolación que le daría el uribismo a la pareja Osorio – Rodríguez Díaz, quienes tendrían en Cortolima un fortín para buscar otra vez una curul en el Senado de la República. Hecho, que de por sí es molesto para el Representante a la Cámara Ricardo ferro, quien como buen jugador de fútbol, aspira a estar en las grandes ligas de la política nacional en el inmediato futuro. Los Jaramillo – Mauricio y Guillermo Alfonso – con Picón, también pretenden mantener su nicho burocrático usufructuado por más de 15 años, como fortaleza política para recuperar la curul perdida en el Senado de la República, a cuya aspiración ayudaría Rosmery Martínez y su hermano Emilio, si ella es elegida gobernadora el 27 de octubre próximo.
Y mientras ellos hilan delgadito, nosotros impávidos, contemplamos el desastre ambiental y de gestión que nos deja el actual director. ¡Menos mal se va!
Por: Iván Ramírez Suárez, abogado.
@jiramirezsuarez