De derecha o socialista, da igual.
El sionismo o la idea xenófoba y fascista que el mundo conocido es propiedad de los judíos religiosos, solo tan comparable al nacionalsocialismo alemán, ha permeado hasta el tuétano toda la vida social, cultural, militar-policial, política y económica de Colombia y dentro de ésta a Ibagué y al Tolima.
La sola idea que en cada institución o en cada espacio de debate público (incluso los portales de noticias y sus dueños empresarios–periodistas) están estratégicamente imbuidos por esta forma no civilizada de entender la antropología, aterrorizaría a cualquiera.
Sin embargo, esporádica o repentinamente surgen leves señales que la Ibagué se está convirtiendo en algo así como la punta del iceberg de invención sociológica de un probable movimiento acéfalo de autodeterminación de la opinión publica (termino etéreo tan igual o más temeroso que el creerse el pueblo elegido), como lo fue la pasada afrenta desde las redes sociales contra la sola propuesta gubernamental comercial del socialista fungiendo ser alcalde, de por algo más de 916 mil dólares inundar bajo su sionismo disfrazado propio al del preclaro representante musical de lo más sórdido de la excluyente cultura prepago costeña, a las fiestas ibaguereñas o eso que chauvinistamente damos cada anualidad en llamar folklor sanjuanero.
Hace rato que otros preclaros exalcaldes, como los de la triada cleptómana o exgobernadores ídem de la vieja usanza del bipartidismo, dieron en inundar o simplemente inundaron el llamado folklor sanjuanero con troveros, silleteros, echaos p’alante y toda suerte de empleados del corporativismo cultural mediático antioqueño, valluno, costeño o sabanero.
Porque hay que decirlo claro: el señor Jaramillo pagará gustoso la indemnización por bajar de la tarima folkloreña (o ese sainete de des-identidades que nos cobran cada año) a uno de los tantos afamados cantantes colombianos que baten con orgullo lambón en Tel Aviv, la bandera de Israel a solo unos cuantos metros de la mayor cárcel a cielo abierto del mundo: la Franja de Gaza y Cisjordania, todo a raíz que la Ibagué no politiquera una vez más, le denunció.
Como en su momento esta misma Ibagué anti-sionista denunció sin eco mediático el robo de los alcaldes cristianos de la triada liberal-conservadora-centro democratero, que hoy gaminosamente combaten al socialista, de la mayor vergüenza nacional a la que nos han llevado estas familias de bien y sus mentores de ultraderecha, todos afortunadamente enfrascados en el novelón libreteado de elegir a sus herederos, para usurparse lo público.
Esa Ibagué rebelde no contó por entonces con la Caja de Pandora que son sus medios de comunicación, pues estos así como hoy, antaño estaban mirando convenientemente para otro lado, mientras les caía algo a sus alforjas.
Es tan lineal la injerencia del sionismo judío en Ibagué y el Tolima, que no obstante jactarse en público sus igualmente preclaros doctos juristas, que por igual reciben sueldo como jueces que como docentes universitarios, en nada les alteró haber conocido que cuatro magistrados de la Constitucional y de la Suprema de Justicia se les suspendió en castigo su visa por rebelarse bajo el virreinato del uribismo, en parte porque saben que de hablar desde sus universidades o desde sus despachos judiciales no recibirán más la ayuda (acá se llama eufemísticamente apoyo) de la Usaid o del Reino de los Países Bajos, brazos corporativos de la poderosa AIPAC judía en Washington (USA), a donde cada presidente electo o candidato colombiano va a entregar su versión libre de su incondicionalidad sionista.
Por ello, haber tumbado cívicamente el costoso canturreo vallenato de unos de los máximos exponentes del patético sionismo criollo, no solo es una victoria para la Ibagué que no lacta ni se amamanta del Estado, sino un campanazo de alerta para el periodismo local y regional, a los cuales ya les va llegando su hora de tirar para un mismo lado: el de una sociedad plural, critica y sin genuflexiones idiomáticas, semánticas o de espalda.
Es mucho lo que se viene en trabajo para la Ibagué rebelde, por ejemplo, inmiscuirse cívicamente dentro de la parodia designadora entre exrector, locutor o constructor de la ultraderecha y en enfrentar con votos a los dos nacientes partidos ibaguereños clonados de la triada cleptómana: el partido de los gremios y el partido de la justicia y los medios de comunicación.
Por: Luis Orlando Ávila Hernandez, ingeniero agrónomo, propietario de la ex Tienda Cultural La Guacharaca.