El Permanente de Ibagué se convirtió en una cárcel provisional que reemplaza al penal de Picaleña, donde los guardianes adelantan una protesta llamada ‘Operación Reglamento’ para ajustarse a las normas y no recibir más internos.
La singular protesta de los guardianes se da para frenar el hacinamiento en una cárcel que alberga 6.200 reclusos pese a que su capacidad es para unos 3.000.
La cárcel solo tiene 200 guardas para brindar control y seguridad a toda la población carcelaria», dijo Óscar Robayo, del sindicato del Inpec.
Por la crisis al menos 5 reclusos, cobijados con medida de aseguramiento por jueces en el Palacio de Justicia, habían sido conducidos al Permanente, pero el sitio tiene problemas de aseo, carece de buena iluminación y presenta malos olores.
William Castro, secretario de Gobierno de Ibagué, dijo que carros de bomberos se dedican a asear el Permanente.
«Hacemos adecuaciones, arreglos y mejoramos las instalaciones con colchones y cobijas para recibir a unos 50 reclusos que no puedan ingresar a Picaleña», dijo Castro.
El coronel Óscar Antonio Gómez, comandante de la Policía Metropolitana, dirigió un consejo de seguridad para estudiar la situación. «Tuvimos que utilizar el Permanente como cárcel provisional», dijo.
El Personero de Ibagué, Isaac Vargas, dijo que a los problemas de hacinamiento se suma la escasez de agua y mala atención en salud de parte de la EPS Caprecom.
«Los reclusos viven en condiciones inhumanas, apretujados, sin agua, ni salud», dijo.