José Élver Hernández Casas busca cupo en la lista conservadora a la Cámara de Representantes.
En 2022 Choco declinó a seguir en el Congreso e impulsó la campaña del exalcalde de Melgar y exdiputado Alejandro Martínez, quien logró la credencial. Pero el ahora representante Martínez no solo desconoce a su mentor y elector, sino que se arropa bajo el paraguas del movimiento de Óscar Barreto, que quiere moler a Choco y de paso acabar con lo poco que queda del ala conservadora del gomezgallismo, que mantuvieron Hernández y el excongresista Gonzalo García, más de una década desde la desaparición de Luis Humberto Gómez Gallo.
También es cierto que del gomezgallismo poco queda: el hermano del fallecido exsenador, Rubén Gómez, no interviene en las lides proselitistas. Y hace pocos meses partió a la eternidad la matrona y símbolo del movimiento en el Tolima, Cielo Gallo de Gómez. Pero Choco y Gonzalo García han conservado algunas alcaldías en la región, concejales y diputados que les han correspondido con votos en los procesos electorales regionales y nacionales.
A Choco le ha tocado también escampar bajo el ala del senador Miguel Barreto, quien mueve sus fichas en Bogotá para que a Choco se le incluya en la lista a la Cámara, para las elecciones de 2026. El dirigente y el congresista han trabajado en chipa en varios procesos electorales, y Choco ha logrado endosar votos al miguelismo en los municipios donde tiene influencia. Y sin duda Miguel Barreto necesita los votos de Choco el próximo año para continuar en el Senado de la República.
Otro camino que le queda a José Élver, si se le cierran las puertas del partido azul, es renunciar a este y buscar aval en otra colectividad, antes que expire el límite legal de un año para no inhabilitarse o incurrir en doble militancia.
A Choco le sucede lo que ha sucedido por años en la política, no solo tolimense, sino nacional. Y lo hemos dicho en otras columnas y editoriales: una ley natural de la política donde quien ostenta la curul, el manejo de recursos, UTL, ser beneficiario con cuotas en los gobiernos, quiere seguir actuando de manera autónoma y sin rendir cuentas a nadie. Tal vez cae aquí el aforismo de las abuelitas según el cual «al cura se le olvida que fue sacristán», en el caso de Alejandro Martínez.
José Élver Hernández Casas también supo cañar y negociar como cuando anunció que buscaría la Gobernación en 2023, como un contrapeso a Adriana Matiz, pero terminó declinando y apoyando a la hoy gobernadora.
Hay que ver si le funciona de nuevo la estrategia para regresar al tarjetón. De lo contrario le darían tabla, otro ‘Tablazo’ para Choco, en alusión al restaurante que montó el dirigente oriundo de Murillo, en el centro de Ibagué hace varios años.
Este es un editorial del director de A la luz Pública.