Luis Carlos Rojas Garcia
Imagen: suministrada.

El tal cambio climático

Hace poco, en este país de las maravillas, un hombre fue condenado por provocar 14 incendios. Lo curioso del caso sobre este pirómano, es que, durante muchos años, culpó al gobierno de haber provocado los incendios deliberadamente, hasta que, luego de ser acorralado con pruebas en su contra, no tuvo más remedio que declararse culpable.

Cientos de familias perdieron sus hogares, cientos de hectáreas fueron destruidas, sin contar la vida de cientos de animales.

Casos de este estilo y otros, se ven en este mal llamado paraíso y más allá, pese a la propaganda maravillosa que suelen darle a la vida aquí.

Ahora bien, en Colombia, la práctica de quemar hectáreas para la siembra es tan vieja como la misma siembra; sin embargo, con lo sucedido recientemente, vemos cierto tufillo de malas intenciones por parte de unos y otros, ya saben: ¡Todo lo que haga daño y desvíe la atención cuenta como un punto a favor para los de siempre!

Ahora bien, más allá de estos pirómanos y de los mal intencionados, está algo que es real, que ya no se puede ocultar y se llama CAMBIO CLIMÁTICO.

En este país del norte, por ejemplo, en donde las edificaciones se incendian con mucha facilidad en cualquier época del año, el invierno avanza sin pena ni gloria. Ha disminuido notoriamente y casi que se podría decir que atrás quedaron esos tiempos en donde el hielo era el rey.

Terremotos, avalanchas, ríos que pierden su curso, animales descontrolados y más, parecen un verdadero anuncio del apocalipsis. No obstante, no falta el Milei o la Cabal que van por la vida negando lo innegable.

Lo que es peor, no falta el ignorante que dice que el cambio climático es culpa de Petro. Como sea, el planeta nos está hablando, así como lo dijo el que tildaron de loco y que hoy es presidente; y así como lo anunciaron los Hippies hasta casi desaparición; y así como lo dijeron los que sabían que pasaría cuando comenzó la era de la industria y el petróleo.

Entonces, mis queridos lectores, estamos frente a un momento preocupante en la historia de la humanidad, aunque muchos lo quieran negar, y si no hacemos algo este cuento se va a terminar y no es exageración, ni una teoría de conspiración, ni nada que tenga que ver con fanatismo religioso; sencillamente, está frente a nuestros ojos y si no lo arreglamos se va a complicar, porque, cada cosa que ocurre: ¡Es un hecho Sam!

Por Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa, escritor.

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