Uno de los acontecimientos más importantes para el desarrollo regional, tal vez el más valioso que en décadas con sede en el municipio del Líbano, es la inauguración de la Escuela del Café del Tolima, resultado de la cooperación entre la Gobernación del Tolima y el Comité Departamental de Cafeteros; teniendo a la Universidad del Tolima como aliada estratégica.
Esta iniciativa que genera diversos efectos muy positivos como: el enlace intergeneracional y de transmisión de saberes, iniciar el proceso de acercar el campo a las nuevas tecnologías y de conectividad, brindar al joven la posibilidad de llevarle la academia y con ella otra mirada más amable y avanzada de hacer productiva y rentable nuestra natural vocación cafetera, con fincas inteligentes y la transformación del grano en productos de exportación.
La idea de la gobernadora del Tolima, Adriana Magali Matiz, en asocio con el Comité de Cafeteros del Tolima que dirige ese otro gran líder, Gildardo Monroy Guerrero, es de esos proyectos realmente alternativos, sociales, de beneficio común y al alcance de todos los jóvenes cafeteros, dignos de elogio y de ejemplo porque si construyen patria, esto si es inversión, no como esos gastos tradicionales de entregas en especie individuales de carácter paternalista y politiquera.
La Escuela del Café del Tolima que arranca en las cómodas y agradables instalaciones del Comité de Cafeteros situadas en la Granja Isidro Parra, de la vereda La Trina, con una inversión de $5.000 millones mediante una capacitación híbrida (presencial y virtual) proyecta formar 1.000 estudiantes cada año en diversas disciplinas como catación, barismo, tostión, métodos de filtrado y registro de marca, en cursos de 600 horas y también con programas técnicos y tecnológicos pensando en las 64 mil familias que en este departamento cultivan 107 mil hectáreas en 38 municipios, que hacen del Tolima el tercer productor nacional.
Este gran centro de formación, capacitación, innovación e investigación al servicio de la caficultura colombiana está llamado a convertirse en una institución de respeto y respaldo comunitario e interinstitucional, como ya lo anunció el gerente general de la Federación de Cafeteros, Germán Bahamón Jaramillo; en el acto inaugural.
Larga vida a la Escuela del Café del Tolima.
NOTA AL MARGEN: La idea de tener una institución de esta naturaleza la acariciamos hace 35 años en el Líbano con la participación de valiosos libanenses y amigos vinculados a la academia, rectores, decanos de instituciones de educación superior, profesionales y ciudadanos locales preocupados por la juventud y la ausencia de oportunidades de ese nivel en la localidad. Universidad Tecnológica del Café era su denominación impulsada por una ONG que creamos y su sede iba a ser en la entonces abandonada instalación del Batallón Patriotas, propiedad de la Alcaldía. El día que teníamos la reunión para suscribir el acuerdo con el jefe de la administración local, este no asistió. Muchos años después me enteré que por esos días se entregó el inmueble en comodato a otra institución. Cosas de la vida o de la politiquería.
Por: Miguel Salavarrieta Marín
Periodista independiente.