No todo lo que genera dinero es bueno y menos ético. De ser así el narcotráfico, el contrabando y la corrupción serían proyectos lícitos. De igual forma, existen negocios que son legales aunque sean actividades no muy bien vistas socialmente como: la prostitución, los juegos de azar y las compraventas.
Lo que sucede es que detrás de estos últimos negocios lícitos se esconden situaciones delicadas. La prostitución por ejemplo puede mimetizar: hambre, trata de blancas y hasta venta de estupefacientes. Los juegos de azar auspician enfermedades como la ludopatía, que pueden arruinar a un individuo. Asimismo, quien empeña sus pertenencias o peor, cae en la trampa de los agiotistas, camuflan situaciones económicas muy graves que pueden desencadenar en severas depresiones y hasta suicidios.
Los que me conocen y me leen saben que tengo poco de moralista y ortodoxo. No voy a caer en descalificar a Shakira y su nuevo éxito. Para mí es simple, la artista, está sacándole provecho económico a su ruptura amorosa a través de su innegable talento. El problema es el tipo de mensajes que por estos días pululan en los cantantes de moda y que muchos jóvenes están tergiversando al no diferenciar los contextos.
Los artistas desde su comodidad, facturan grandes sumas de dinero a través de sus letras misándricas y misóginas de despecho. Cero resiliencia en los mensajes de hoy, nulo romanticismo, solo odio sexista en un combate entre hombre y mujeres sin tregua por mostrar qué género es más fuerte. Ni qué decir del proselitismo a la promiscuidad. Puede ser que los artistas no se tomen tan a pecho lo que cantan o lo que escriben, pero sus fanáticos lamentablemente sí.
Ahora hay cantidades de jóvenes que sueñan siendo ser tan cabrones como Bad Bunny y miles de jovencitas quieren ser como la Bichota. El problema es que desconocen que esos artistas para llegar a donde están y facturar como lo hacen, tuvieron grandes sacrificios, pasaron por muchas necesidades y gracias a su trabajo, talento, con altas dosis de suerte; hoy viven con esos lujos.
Es común hoy en día escuchar a niñas cantar: «pa la mierda nunca vuelvas«. Las mismas que no lavan ni los calzones que usan y quieren cambiar el mundo levantándose a medio día. No quieren tener maridos porque dicen amar la Independencia, no obstante, tampoco quieren trabajar. Son reinas sin castillo. Por el otro lado, están los hombres que anhelan tener la vida de sus artistas, pero, sin esfuerzo alguno. La consecuencia es clara, mujeres que se prostituyen por lujos y hombres que se meten en negocios turbios pero rentables. La gran mayoría casi siempre terminan mal.
Habrá que replantear desde el núcleo más pequeño e importante que es la familia cuál es el mensaje y los valores que les transmitimos a nuestros hijos. Si es igual quien se monta en un carro de alta gama producto de los años de trabajo o aquel que a través de un torcido se ahorró el tiempo de esfuerzo. Si es igual la jovencita empoderada que se hizo profesional o emprendedora y fruto de su trabajo viaja y se da ciertos lujos o aquella que simplemente vende su cuerpo a quien esté dispuesto a satisfacer sus caprichos. Recordemos que aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Bien por ellos (artistas) que facturan gracias a su talento, a sus nocivos mensajes y a la casi siempre banalidad de sus seguidores. Me apena por esos fanáticos que no han aprendido a diferenciar entre el mundo de fantasía que les venden (en los videos de sus canciones) con el de la vida real.
Vi el vídeo en que Bad Bunny le bota el celular al agua a una fanática que se le acercó a grabarlo y me causó mucho impacto. No la acción del famoso, no se le puede pedir peras al olmo. Me sacude la voz que se alcanza a percibir y dice: «aún así te seguimos amando«. Me dijo algún día un gran amigo intelectual: «eso es lo que hay«.
Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy.