Uno
Imágenes: suministradas.

“La Casa del Florero” en Bogotá, una visita obligada para todo amante de la historia

Es cierto que la historia al ser contada por hombres se vuelve subjetiva y las realidades pueden ser tergiversadas. Obviamente, eso no indica que tener ideas aproximadas de lo que sucedió no sea necesario, interesante e indispensable para los amantes y reconstructores de épocas. Revivir los orígenes de la Emancipación es y seguirá siendo una maravilla.

En el año de 1960 la Academia Colombiana de Historia fundó un museo que buscaba recordar al Bogotá antiguo (Santafé) y a los dirigentes que participaron en los acontecimientos del 20 de julio de 1810. Posteriormente en el año 2010 el Ministerio de Cultura, decidió transformar dicho lugar en un espacio de encuentro y diálogo con la historia. Lo sobresaliente, es que el Museo de la Independencia Casa del Florero sigue en proceso de mejoría (Carrera Séptima   11-28).

En esta casa funcionó la tienda del comerciante español José González Llorente, quien había llegado al Virreinato de la Nueva Granada en 1797. En su negocio se podían encontrar para la venta: sombreros, velos, juegos de té, porcelanas, diademas y peinetones procedentes de Europa. En el actual Museo se pueden apreciar réplicas de estos artículos además de la base del florero de la discordia según la historia oficial.

Se dice que se fraguó un plan para alterar el orden público de la época ese viernes 20 de julio de 1810 (día de mercado y concurrido en la Plaza Mayor). Se convino que Pantaleón Santamaría y los hermanos Morales fueran a pedirle prestado dicho centro de mesa al español González Llorente con el propósito de adornar un banquete en honor a Antonio Villavicencio ( comisionado regio). De ahí se armaría la trifulca que provocaría un reclamo a la Corona Española por una representación criolla más justa. A la postre, este fue el punto de partida del famoso Grito de Independencia.

 

Dos 1

Es importante resaltar, que antes de ser el local comercial de González Llorente (1805-1810) perteneció a otros prestigiosos personajes de la época. Se construyó a finales del siglo XVI y su estilo es árabe andaluz (también denominado Mudéjar) con típicas características coloniales de muros blancos, ventanas, balaustradas y balcones verdes. Fue construida para el mariscal y fundador Hernán Vanegas Carrillo, pero a partir de 1739 y hasta 1792 fue propiedad del señor Francisco Moreno y Escandón, fiscal de la Real Audiencia.

Entre las cosas atractivas que tiene el Museo, que revive esta historia está mostrar una diversidad racial más allá de la que plasman algunos libros sesgados. Tradicionalmente, se ha dicho que la sociedad neogranadina solo tenía dos bandos: los criollos nacidos en América y los españoles a quienes apodaban «chapetones». Eso desconoce y cercena un largo proceso de cruces y mezclas de sangre que terminaron definiendo el actual presente étnico y cultural del país. No importa la ascendencia, todos son ciudadanos. Lamentablemente, no siempre fue así.

También, se puede apreciar un salón exclusivo denominado: “El arte sacro en el Nuevo Reino de Granada” que aglomera obras religiosas de importantes artistas que pertenecieron a las escuelas de pintura más relevantes del siglo XVI y XVII. Un viaje al pasado, que expone cuadros que fueron posibles gracias a que centros artísticos como Pasto, Popayán o Quito recibieron notable influencia de los mejores artistas de la época.

Tres

El espacio no solo está enriquecido con los acontecimientos del 20 de julio de 1810. En algunos ambientes se presentan otros importantes momentos de la historia republicana como el Bogotazo (asesinato de Jorge Eliecer Gaitán el nueve de abril de 1948) y otros más recientes como la Toma del Palacio de Justica por el M-19 (seis y siete de noviembre de 1985). La apuesta para el siglo XXI del museo, es que sus visitantes sean personas que de manera dinámica aporten a la interpretación y a la construcción del patrimonio histórico.

Una vez finalizado el recorrido por el Museo, bien puede animarse a una pequeña caminata hasta la Plaza Núñez (ubicada entre el Palacio de Nariño y el Congreso de la República) la cual después de 20 años fue abierta por orden del actual Gobierno Nacional. Era impensable poder recorrer los jardines a las afueras de la sede principal, los cuales estaban protegidos con rejas y con un robusto sistema de seguridad.

Así que amigo lector, si pasa por Bogotá no lo piense dos veces y aventúrese a este recorrido por la historia de Colombia. No se va a arrepentir.

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy.

Deja tu comentario

Le podría interesar

Lechona

Desde el Tolima piden declarar la lechona como patrimonio nacional

La solicitud la elevó el gobernador encargado Alexander Castro al gobierno nacional. Deja tu comentario