La ciencia de la semiótica no miente. Los signos lo dicen todo y la comunicación no verbal de Hernán Torres: su rostro, sus gestos, sus posturas hacen evidente su inconformidad. No ayuda el presente del equipo: los resultados no se dan en este semestre y medio grupo está lesionado.
“Yo me voy cuando la familia Camargo me eche, de resto no me voy a ir, ya le contesté”. Esa fue la respuesta del timonel cuando un periodista le indaga frente a los resultados y la situación actual del Deportes Tolima. Se tocaba su barbilla, mientras oía el interrogante del comunicador y con una mirada despectiva ya se intuía su respuesta.
Lo peor de todo, es que no acepta ese tipo de preguntas ni siquiera con los mismos periodistas que lo viven alabando, aplaudiendo y lo defienden a ultranza. De hecho, es la misma prensa la responsable al no desligarse del amor al Vinotinto y oro y asumir la posición crítica que le corresponde, así no sea del gusto de los directivos y de la misma afición.
Decía Antoine de Rivarol (escritor y periodista francés del siglo XVIII) “El hombre humilde tiene todo que ganar y el soberbio todo que perder, porque la modestia siempre es generosidad y la envidia orgullo”. A pesar de su buena trayectoria, tendría mucho que aprender sobre este razonamiento el actual técnico ibaguereño al servicio del Deportes Tolima.
🔥 “Yo me voy cuando la familia Camargo me eche. De resto no me voy a ir”.
🌶 Esta fue la picante declaración de Hernán Torres, entrenador del Tolima en rueda de prensa tras empatar ante Equidad. pic.twitter.com/jKtmx3vbTM
— Toque Sports (@ToqueSports) August 22, 2022
La Real Academia Española en su primera definición describe a fracaso como: “Malogro, resultado adverso de una empresa o negocio”. La palabra “malogro” viene del verbo transitivo malograr que hace alusión a no aprovechar una ocasión o un determinado momento para hacer una cosa. En ese orden de ideas, entenderíamos que más allá del amor que se le tenga a un equipo de fútbol, no deja de ser una organización que tiene objetivos y por tanto toca separar la parte sentimental de la racional a la hora de hacer balance.
A pesar de la estrepitosa derrota ante el Flamengo, el Deportes Tolima cumplió una muy buena presentación en Copa Libertadores. Los dirigidos por Torres también ganaron la Superliga en 2022 ante un decaído Deportivo Cali (un trofeo que hacía falta en la vitrina). Sin embargo, siendo la cuarta nómina más costosa del fútbol colombiano, es lógico pensar que se reforzaron para pelear todos los títulos a nivel de Dimayor.
En la Liga el panorama es cada vez más oscuro. El equipo con ocho fechas jugadas se encuentra en el puesto 17 con siete puntos y a 11 de diferencia del líder Millonarios. El Unión Magdalena que vale cuatro veces menos que el Deportes Tolima le saca el doble de puntos (14). Aunque falta camino por recorrer, es sensato que haya preocupación porque fueron eliminados de la Copa Betplay por Medellín y lo único que queda es clasificar a los cuadrangulares.
Desde este portal, así no le guste a Hernán, hacemos las siguientes preguntas: ¿Fracasaría Deportes Tolima en el 2002 de no clasificar a los cuadrangulares? ¿Debería continuar Hernán Torres de ser así? ¿Es obligación del Deportes Tolima con la actual nómina salir campeón? ¿Sigue siendo el equipo un protagonista pero muy lejos de ser grande?
A Hernán Torres le aconsejamos que tome agua de valeriana y que comprenda que él es una persona pública y si bien es un ser humano que se puede enfadar, en su caso particular es conocido por jugadores, periodistas, hinchas y demás que es un hombre soberbio y al parecer, en esa parte no ha evolucionado mucho. A los técnicos los avalan los resultados y eso será así: “In saecula saeculorum”.
*Este es un editorial de A la luz Pública.