Luis Carlos Rojas Garcìa ‘Kaell García1
Luis Carlos Rojas García

Me la empacan pa’ llevar

Luis Carlos Rojas Garcìa ‘Kaell García1
Luis Carlos Rojas García

El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”, (sentencia popular).

La ciencia y la religión siempre han tenido pelea porque cada una de ellas tiene la verdad absoluta; no obstante, con el paso del tiempo he aprendido que lo más parecido a la verdad es que el hombre, y también la mujer, son capaces de todo con tal de vender, comprar, invadir, asesinar, violar, deforestar, destruir etc.

No exagero cuando escribo que vivimos en un mundo atiborrado de cuentos mal contados, chismes, rifas, juegos y espectáculos de momento para un público sensacionalista y selecto. Desde los dioses vengativos, eclipses fin del mundo, brujas y diablo pecadores, hasta los árabes pone bombas que estrellan aviones en torres, pasando por el narco de al lado sin mirar al Narcoestado o de cosas más regionales como los tamales de chulo y el pan con grasa de muerto.

Estas historias fantasmagóricas parecen no tener fin, de ahí que no me dejo de preguntar:

¿Por qué critican tanto a los chinos por comer de todo cuando más de uno se traga entero cualquier cuento?

Y como de tragar de todo se trata, siguen secando ríos, vendiendo páramos, dejando morir a la gente, asesinando al resto, robándose los dineros de la educación, la salud, comprando presidencias, envenenando personas con vacunas y experimentos, silenciando testigos o extinguiendo animales; y si la cosa se sale de control, le echan la culpa a la gripa del pollo, la del burro, la del puerco, la culebra, el murciélago o al que sea con tal de salir del paso.

Lo más inaudito de todo esto es que a pocos les importa saber de dónde salió el mierdero; dicho en otras palabras, no importa el cómo, dónde, cuándo, por qué y para qué, ya que si no lo cuenta la tv no existe y entre menos la gente tenga que esforzase para pensar mucho mejor.

Con todo esto, debo insistir que me preocupa la fragilidad en la que estamos en la actualidad con el tema aquel de los miles de infectados y los miles de muertos. La sociedad mundial quedó tragando de todo, más que los chinos, todo lo que nos quieran decir en esas redes, todo lo que quieran decir los señores de arriba, todo lo que quieran decir los medios: que tome agüita de limón, que pilas con el Bitcoin, que arrodíllese y rece, que mande a consignar porque eso le gusta al señor, y a la señora también, que duerman, que no duerman, que bailen, que no bailen, que no piensen en protestar, que ahora todos los crímenes tienen que olvidar, que no mire al otro, que revise lo que va a comprar, que métase a la casa y no nos importa si tiene para comer, que se lo coma así, que se lo coma asá.

Estamos tan quebrados y sumergidos en una ignorancia sin igual, que ahora no se matan gatos para ahuyentar a Satanás, se exterminan murciélagos; y como para darle un toque especial, la xenofobia va en aumento y el egoísmo también. Aunque no se puede negar que hay muchas personas haciendo los suyo por el bien de todos.

Pero, estamos tan atembaos que nos cambiaron hasta el modo de caminar, de conseguir pareja, de relacionarnos, de vivir y existir y ni siquiera nos dimos cuenta. Nos metieron a la casa y ahora nos bombardean con mitos, leyendas y estadísticas a medias que solo logran confundirnos más y más. Imagino que lo anterior tiene que ver con aquella frase que dice: “confunde y reinarás”, aunque lo realmente importante es no atreverse a cuestionar.

En resumidas cuentas, mis queridos lectores, ustedes pueden seguir creyendo en la sopita de murciélago, por lo que a mí respecta: ¡Me la empacan pa’ llevar!

Por: Luis Carlos Rojas, escritor.

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