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La falacia de la Independencia del 20 de julio de 1810

Quienes escudriñan la historia, saben con argumentos de sobra, que la famosa independencia del Virreinato de la Nueva Granada el 20 de julio de 1810, es un embeleco que nos han inoculado por décadas. Simplemente, los criollos (hijos de españoles con poder) se sublevaron a la Corona Española, en busca de intereses particulares. En nada cambió el tema de los derechos para los menos favorecidos. Estos se han ido logrando a través de varias guerras civiles y luchas de muchos años.

La élite criolla, influenciada por la Revolución Francesa, la independencia de Estados Unidos con Washington y compañía, las ideas de Rousseau y la declaración de los Derechos del Hombre, encontró el insumo perfecto para la rebelión. Por su parte los: indígenas, negros y mestizos, tuvieron que esperar y luchar por mucho tiempo más, para ganar sus derechos. De hecho, la lucha continúa. Así que con el antiquísimo cuento del «Florero de Lorente «, no cambió nada en absoluto frente a la realidad de los oprimidos.

La  historia veraz  nos cuenta que se creó un contubernio, con el que se firmó el «Acta de la Revolución » y la Junta Suprema de Gobierno. El centralista, José María Carbonell, destapó la «farsa» y como consecuencia pasó tiempo en prisión, enviado por sus propios “aliados” revolucionarios. Años después, serían los Chapetones, los que lo ahorcaron y posteriormente prendieron fuego sobre su cuerpo.

Los pérfidos criollos  siguieron leales a Fernando VII, a cambio de burocracia. Sólo hasta dos años después y por medio de Antonio Nariño, se desligaron casi por completo de la “Madre Patria”. Al año siguiente en 1813, nacería lo que se conoció como la República de Cundinamarca. Lastimosamente, la  dicha no duró mucho tiempo. Con la restitución del poder del Rey de España (lo había perdido con la invasión Napoleónica) llegaría la reconquista a cargo del pacificador, Pablo Morillo. Todos los traidores fueron inmolados.

Tuvieron que esperar varios años los patriotas para reorganizar su ejército. Por fin, llegaría “la Independencia” (por lo menos para los criollos) después de la Batalla de Boyacá, el siete de agosto de 1819, bajo el liderazgo de Simón Bolívar. Es importante aclarar, que sólo hasta julio de 1821 en Cúcuta, nacería la Gran Colombia como República. Muchas guerras civiles se avecinaban en torno a la lucha por los derechos de los menos favorecidos. Con sangre y fuego se escribió y se sigue escribiendo la historia de Colombia.

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Sin embargo, no se puede hablar de libertad por ejemplo, cuando la esclavitud se abolió en 1851, a través de los ideales de un Partido Liberal, naciente en el gobierno de, José Hilario López. Es absurdo hablar de Independencia, cuando el voto universal no existió en todo el siglo XIX y parte del XX. Los ricos eran los que elegían (los que gozaban de rentas y propiedades). Hasta 1936, se les otorgó el derecho a todos los hombres mayores de 21 años de poder elegir. Las mujeres ejercieron  este derecho, hasta el plebiscito de 1957(antes solo servían para criar hijos y cumplir con sus deberes conyugales).

Lo cierto es que América, sin ser para nada la excepción Colombia, ha sido, es y seguirá siendo, una tierra bendita y propicia para los saqueos. Todo el que ha leído, «Las venas abiertas de América Latina» de Eduardo Galeano, sabe a qué me refiero. En el caso de nuestro país, primero  fuimos sometidos por  España. Con la “Independencia” los criollos nos entregaron a cuanta potencia mundial nos lograron vender.

Por recordar un triste episodio, está el empréstito firmado por el vicepresidente, Francisco Antonio Zea en 1822. Fueron dos millones de libras esterlinas, que salieron del bolsillo de prestamistas ingleses. Tan sólo llegó la tercera parte del dinero a las arcas del Estado, el grueso fue a parar a los bolsillos de los negociantes. El respaldo de la deuda, fue la riqueza minera del Chocó. Ahí pueden hacerse a la idea de la “Independencia” que ha tenido esta región.

Es por eso irascible, que en la actualidad, «chupamedias’ de este sistema ladrón y genocida, salgan a “rasgarse las vestiduras”, cuando los que conocen la historia no se hincan ante estos ídolos de barro.

 

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Es vomitivo, ver a estos ortodoxos que viven anclados al medioevo, indignarse cuando  se tumban las estatuas de los saqueadores y no se le rinde culto a los próceres hampones. De ninguna manera, aplaudo alguna  forma de vandalismo. Reprocho, el hecho de hacer daño en el bien público o privado, sin embargo, considero y en esto soy tajante, que venerar los bustos  de los opresores, es un insulto al conocimiento, es una afrenta a la verdad y un irrespeto por la memoria de nuestros muertos. ¿Deberíamos entonces padecer un Síndrome de Estocolmo, y beatificar al verdugo? ¿Arrestamos o fusilamos a quienes nos abren los ojos al conocimiento?

No sé puede hablar de Colombia como una república independiente, cuando su deuda externa es de más de 150 mil millones de dólares. Eso es más del 50 por ciento del PIB (Producto Interno Bruto) de la nación. En términos sencillos el país debe más de los que produce. Ni qué decir del problema de la tierra.  En nuestra amada patria, el 0.4 por ciento de la población es dueña del 50 por ciento de ella.

En resumen, el 80 por ciento de la tierra en Colombia es improductiva. Más de 33 millones de hectáreas están destinadas para que el ganado de los latifundistas pasee. Cada vaca en Colombia, tiene un promedio de una cancha y media de fútbol. En Holanda, por cada hectárea hay más de 150 reses. Apenas, en 1,4 millones de hectáreas se produce el alimento para todos los colombianos, simplemente; porque la mayoría de las tierras destinadas para el cultivo son para productos de exportación: ¿Se puede hablar de equidad y libertad bajo estos argumentos?

No tenemos libertad porque estamos sometidos a un sistema mundial. No nos controla como todos creen Álvaro Uribe o Iván Duque. Ni siquiera, Trump o ahora Biden. Es la Reserva Federal (FED), los multimillonarios banqueros quienes controlan el mundo. Los otros son solo lacayos que reciben jugosas ganancias por el precio de nuestra libertad financiera. Este organismo que existe desde principios del siglo XX, es un cartel omnipotente creado por hombres como Morgan y Rockefeller. Un tema interesante para profundizar.

Es por esto y decenas de razones más,  que aunque respeto los diferentes puntos de vista, pienso que no hay nada que celebrar como “Independencia”. Es común ver a los integrantes de la Fuerzas Militares, marchando por artilugios que les venden. Salen a izar una bandera, manchada de sangre y a gritar supercherías como: «Dios y patria». Con eso nos engañan y nos distraen. Luego mientras ellos arman el mierdero como en el 20 de julio de 1810, esperan que los patriotas se maten entre ellos mismos. La sangre del pueblo poco o nada les importa, solo sus propios intereses. Así fue y así será: «In sæcula sæculorum». 

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy

Comunicador Social

Esp. en Educación cultura y política y Docencia universitaria 

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2 opiniones

  1. Juan Pablo Diaz Huertas

    Bajo artículo el que busca demeritar las acciones valerosas de personas que ofrecieron su vida y bienes para crear un país que siglos después, y acostumbrado a la libertad que se dio gracias a esos esfuerzos, despotrican de la acciones más relevantes de nuestra historia. Déjeme recordarle que los criollos eran minoría y basaron sus actos, como usted bien lo describe, en la versión moderna de libertad, república e igualdad. Cree usted acaso que la libertad de los esclavos y el voto femenino se dio mucho después que en el resto del mundo? Las naciones fuertes precisamente tienen sus relatos que veneran e interiorizan y por eso mismo empujan a sus naciones al crecimiento, le dejo como ejemplo USA, Japón, Reino Unido entre otro; y sí allá también hay problemas y sus nacionales no despotrican de quienes forjaron la nación. Válido como opinión pero corto en análisis y profundidad.

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