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Imagen: suministrada.

La vuelta a Colombia nos acerca a la patria

La Vuelta a Colombia en bicicleta es la institución deportiva más antigua ligada al corazón de los colombianos, a ese sentimiento de amor patrio, donde nacieron los primeros ídolos deportivos, esos si unos verdaderos guerreros que a bordo de incipientes bicicletas se enfrentaron a inhóspitas carreteras que se asemejan a las vías terciarias de la actualidad.

Esta prueba ciclística que nació de un medio de información, alcanzó tal magnitud gracias a la difusión y acompañamiento de los periódicos y la radio, desde donde unos señores periodistas y locutores, superando toda clase de obstáculos técnicos y logísticos, tocaban el espíritu del oyente con sus emocionantes narraciones que llegaban a desproporcionados aparatos de tubo y a los transistores de pilas.

Aunque la iniciativa del certamen se empezó a mover en los años 40 motivados por las pruebas de ruta en Europa, fue realmente en 1950 que cogió fuerza cuando los periodistas Pablo Camacho y Jorge Buitrago en alianza con el ciclista Efraín “El Zipa” Forero, Guillermo Pignalosa, Mario Martínez y Donald W. Raskin le vendieron con éxito la idea a Enrique Santos Castillo, jefe de redacción de El Tiempo, de que el periódico patrocinará el certamen.

Así con un aporte de 1.000 pesos del periódico y el patrocinio publicitario de Avianca, Bavaria, la Flota Mercante Grancolombiana, Avisos Zeón y el Club Deportivo Los Millonarios, el 5 de enero de 1951 de la avenida Jiménez de Bogotá, frente a las instalaciones del periódico, partió la gran aventura de la Vuelta a Colombia diseñada con un recorrido de 1.233 kilómetros en 8 etapas que afrontaron los  35 participantes, de los que terminaron 30 con el triunfo de Efraín Forero, inspirador de la gesta deportiva.

Este pequeño homenaje al magno evento coincide con el inicio de la edición 74 que pisará tierra tolimense y cuya etapa reina de 143 kilómetros con 6 premios de montaña, 2 de ellos con más de 4.000 metros de altura, se correrá entre Mariquita y el Alto de Letras, pasando por las ruinas de Armero, el Líbano, Murillo y bordeando el Nevado del Ruiz, poblaciones y paisajes que inspiraron su denominación como la vía más bella de América.

La 74 Vuelta a Colombia y en especial la etapa reina que atraviesa a el Líbano, me trasporta a mi niñez, a esos años de infancia cuando pegado al transistor de mis tías Paulina o Aminta vibraba con la transmisión radial de Carlos Arturo Rueda y del libanense Alberto Piedrahita Pacheco y a la vez soñaba con que la vuelta llegara a mi pueblo, pero lo más cerca que estuvo fue Armero, el corazón vial de Colombia.

Allí en Armero se dio una anécdota curiosa, por allá En mayo 25 de 1966, cuando el padre de la reina nacional de la belleza, Edna Margarita Ruth Lucena, le propinó una bofetada al ciclista español Ventura Díaz, por intentar darle un beso en la mejilla a la hermosa armerita.

Otro gracioso recuerdo fue el anuncio con bombos y platillos que emitió RCN y CARACOL, en dónde Tres Esquinas ofrecía un jugoso premio al ganador de la etapa. Tal anuncio del dichoso premio no era más que una broma de la muchachada de ese popular sector del Líbano, un inquieto y activo grupo con equipo de fútbol, el Atlético Unidas y hasta murga que amenizaba sus tertulias con la calle cerrada.

Coincidencialmente la etapa reina, la número 4 de esta nueva edición se corre el 18 de junio cumpleaños del ciclista libanense más grande y universal de todos los tiempos, Freddy Excelino González Martínez, rey de la montaña del Giro de Italia en 2 oportunidades y poseedor de múltiples títulos obtenidos en Colombia y en el exterior.

Serán 176 ciclistas que tomarán la partida para recorrer 1.295 kilómetros en 9 etapas, una bonita oportunidad para aplaudir y admirar a estos titanes y acercarnos con emoción al corazón de la patria.

Por Miguel Salavarrieta Marín

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