Dentro y fuera del país, a los colombianos nos caracterizan por ser verracos, trabajadores, con la capacidad de adaptarnos a cualquier tipo de trabajo, condición y, sin lugar a dudas, que somos capaces de soportar de todo con tal de salir adelante. Por supuesto, están los otros colombianos, los del chanchullo, los de la ley de la papaya o los que quieren siempre coronar la vuelta y, aunque los primeros somos más, no alcanzamos a tener tanta fama como los segundos y por eso es que en el extranjero nos miran con cierta desconfianza cuando decimos de dónde venimos: ¡De Colombia!
Otra de las características de los colombianos, bueno de la gran mayoría, es su capacidad de crear negocio y de rebuscarse el dinero donde sea y como sea; desde ventas de empanadas, tamales, chococonos, hasta la sombrilla, el chaleco, la camiseta, la gorra, los prestamos gota a gota y mucho más. El colombiano no se vara y si se vara es por “atembao”, dicen por ahí; y en verdad uno queda aterrado con la capacidad que tienen cientos de compatriotas quienes dependiendo la situación sacan su negocio, como en el caso de la pandemia.
Sí, el colombiano es el amo y señor de la creatividad, por ejemplo, cuando empezó el tema del Coronavirus los tapabocas que todos conocemos se agotaron, la gente estaba desesperada, no sabían qué hacer, en dónde conseguirlos; entonces, no faltó el creativo que comenzó a diseñar tapabocas y, al poco tiempo, se pusieron de moda los diseños personalizados los cuales ya son una moda, no solo en Colombia, también en el extranjero. Usted solo pide el diseño y se le tiene.
Por supuesto, no es lo mismo vender tapabocas en un país como Canadá a 15 dólares, que venderlos en Colombia a cinco y 10 mil pesos por aquello de la tasa de cambio. Así como no es lo mismo poder hacer ventas libres, declarando sus impuestos y con todas las garantías que no lo van a robar, a vivir pensando que en cualquier momento nos van a tapar la boca, y no precisamente con una máscara.
Sí, así como existen los colombianos de bien, esos rebuscadores que nombro anteriormente, existen quienes haces los mandados, los mismos que ahora masacran a diestra y siniestra sin que este gobierno inepto y corrupto quiera hacer algo al respecto.
Por esta razón y para nuestro infortunio, los tapabocas que se han puesto de moda, en Colombia, por encima de los que se usan para la protección contra el Covid-19, son todos esos personajes que van armados con metrallas o machetes, esos que entran a las casas, a las fincas o donde se les da la gana y van degollando y disparando a cualquiera que se les atraviese. Lo más irónico de toda esta barbarie es que las familias de los masacrados tienen que sufrir, no solo el dolor de ver a sus seres queridos asesinados, sino también que se los tilden de narcotraficantes, guerrilleros o cualquier otro tipo de criminal.
Me pregunto entonces, y sé que es la pregunta de muchos: ¿Cuántas masacres tienen que ocurrir para que este gobierno preste atención? Por supuesto que es una pregunta sin respuesta ya que Duque y su gente han demostrado que pueden masacrar a todo el país y lo único que les va a importar será defender a capa y espada a su patrón y tapar sus fechorías. De ahí que los tapabocas seguirán cosechando terror en un Narcoestado como el que tenemos en donde ya ni siquiera se esfuerzan para no dejar rastros.
Por: Luis Carlos Rojas García, escritor.
Los policias de colombia son paramilitares, las aguilas negras son los policias