Panem et circenses, es una expresión en latín usada en la antigua Roma para expresar la práctica que ha sido inherente a todo gobierno de mantener a su pueblo en un estado de tranquilidad y aletargamiento.
El origen de la expresión Pan y Circo se remonta al final del siglo I e inicio del siglo II, tiempo en el que el poeta romano Juvenal escribió Sátira X, documento que hace parte de un compilado de poemas satíricos sobre los acontecimientos que sucedían en la antigua Roma y que hoy, en tiempos modernos, aplica en toda su dimensión.
El uso de esta frase en Colombia se ha hecho frecuente, aún más, en la última semana en la que en el Congreso de la República se hundieron varios proyectos que beneficiaban a la población colombiana, herían intereses de empresarios y perjudicaban a políticos corruptos. Un calco de la realidad de este país. Entre las iniciativas que llegaron a la corporación legislativa se encontraba el proyecto de ley que eliminaba los beneficios de casa por cárcel para los políticos corruptos, uno que suprimía las cuotas de manejo en las tarjetas de crédito y un último que pretendía obligar a fabricantes de productos alimenticios informar a su consumidor de los riesgos al comerlos. Un calco de los intereses de quienes gobiernan.
La coyuntura de la actualidad colombiana que trae consigo pasiones producto de la participación de la Selección Colombia en la Copa América, ha generado con relación a los hechos anteriormente relacionados, que existan críticas ante el adormecimiento de la sociedad a causa de las sensaciones que produce el combinado tricolor. Pues justamente en la misma jornada en la que se jugaba el partido de la Selección Colombia ante Catar, en el Congreso de la República no se aprobó el proyecto de ley que eliminaba los beneficios de casa por cárcel para los políticos corruptos. El modo de expresar la indignación ante este hecho por los colombianos, fue una ola publicaciones en redes sociales que mantenían en vigencia la frase simbólica de Juvenal, “para el pueblo Pan y Circo”. En lo personal difiero de estas afirmaciones, el fútbol, a pesar que conecta a los colombianos y hace olvidar de la triste realidad en la que vivimos, no modifica el curso oscuro en el que nuestros gobernantes hacen caminar a nuestro territorio. Fue circunstancial que el partido de la Selección Colombia coincidiera con las votaciones de este proyecto de ley.
Lo que sí refleja es la clara división de la población civil de lo que sucede en los recintos del parlamento colombiano, pues en realidad en esta jornada no se discutió sobre si era justo o no la casa por cárcel para los corruptos, los congresistas se enfocaron sobre la moralidad de la presencia de Jesús Santrich en este honorable recinto.
El problema no es del fútbol, al contrario, este deporte inyecta patriotismo y amor por los colores de la bandera de Colombia y no tiene nada que ver con los intereses que mueven las decisiones de la rama legislativa. El problema es la apatía e ignorancia de la mayoría de colombianos en cuestiones políticas. Semana a semana, nos hemos acostumbrado a asombrarnos con la injusticia de la justicia colombiana, pero es seguro que el escándalo de la semana siguiente es mucho más impactante que la anterior, pero no pasa nada. Aún en épocas en las que el fútbol no trasciende como lo hace cuando juega la Selección Colombia, han existido decisiones del Congreso de la República irrisorias como las de esta semana. Como la de negar curules a víctimas del conflicto armado. Como la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo. Como cientos más.
El problema no es el fútbol, la causa mayor de la continua desfachatez de nuestros gobernantes es la insensatez de quienes eligen, de todos los colombianos. Somos Pan y Circo y merecemos, de acuerdo a las decisiones que tomamos como colectivo, la Colombia que tenemos.
Por: Daniel Camilo Preciado Gómez, comunicador social, con maestría en Paz, Desarrollo y Ciudadanía.