Corrían los ochenta, esa época en donde las cosas comenzaron a cambiar de una manera significativa. Dentro de los cambios que más recuerdo, estuvieron los que tenían que ver con la televisión y el cine. Ahora bien, los ochenta, fueron marcados por una cantidad de series de televisión, tanto educativa, en el caso colombiano y sus novelas, como de acción, con las series gringas que hacían soñar a grandes y chicos.
Dentro de esas series gringas se encontraba una, que creo, fue de mis favoritas y que recuerdo con cariño. Su banda sonora fue titulada The Fall Guy, interpretada por David Sommerville, protagonizada por Colt Seavers (Lee Majors) acompañado de Howie Munson (Douglas Barr) y la hermosísima rubia Jody Banks (Heather Thomas), los cuales hacían parte del grupo de cazarrecompenzas del doble de riesgo Seavers y quienes se veían envueltos en una serie de situaciones comprometedoras. Era todo un deleite verlos rodar en aquella camioneta GMC pickup 4×4 y arriesgar sus vidas entre helicópteros, trenes, golpes y bikinis. Una obra de arte diseñada por Glen A. Larson, su equipo de trabajo y la producción de 20th Century Fox.
Pues bien, se acabaron los ochenta y de paso, da la impresión que en materia televisiva se acabó la magia. Hoy en día poco o nada podemos ver en la televisión, más si es la televisión colombiana. Ya nada nos sorprende, Hollywood se ha visto en calzas prietas porque el mercado es cada vez más parco y las personas buscan otra clase de entretenimiento. A esto se suma que pareciera que ya todo lo hemos visto y para rematar, las convenciones se han convertido en un auténtico cliché. Como le escuché decir a alguien en una entrevista hablando sobre cómo eran aquellos tiempos de la televisión y sus inicios en Colombia: “Antes se trabajaba con las uñas y se hacían mejor las cosas. La gente sabía de sus limitaciones y por ende se las ingeniaban para sacar buenos productos. Ahora que se tiene toda la tecnología se hace más difícil encontrar a personas comprometidas, con iniciativa e imaginación”.
Por lo anterior, no cabe duda que los tiempos cambiaron y por ende cambiaron las profesiones, ya que como es bien sabido, la realidad supera a la ficción. Razón por la cual me he tomado el atrevimiento de traer a colación cinco, de las que considero, son las profesiones actuales más peligrosas y con mayor riesgo para quien quiera tomar alguna de ellas como opción de vida:
5. Pensionado: aunque sé que ser pensionado no es una profesión como tal, he querido incluirla porque es a lo que todos, no importa la profesión, quisiéramos llegar algún día. Sin embargo, ser pensionado ya ni siquiera es un anhelo, ni una meta, es un imposible. Pensionarse es como buscar el país de nunca jamás y ser eternamente joven. Es como esperar a que los sapos bailen flamenco o a que la rana eche plumas. En nuestro país, es más fácil que se acabe la corrupción política que nos lleguemos a pensionar.
4. Periodista: cuando escribo la palabra periodista, me refiero a periodistas de verdad, contados con los dedos y tan irreales como los unicornios. Pero si aún existen, son todos aquellos que arriesgan sus vidas y la de los suyos, por sacar a la luz pública la verdad que ahora va más allá de narcotraficantes, paracos, guerrilleros y derivados, ya que el gobierno y sus dependencias han demostrado que son más corruptos que cualquiera. Como quien dice, denunciar a estos delincuentes es más peligroso que meterse con la mafia siciliana, rusa, china o cualquier otra.
3. Taxista: usted se preguntará por qué habiendo tantas profesiones incluyo esta labor de apariencia humilde y hasta, para algunos, sin mucha aspiración, eso siempre y cuando no sea uno el dueño de una línea de taxis por supuesto. Pues bien, la respuesta es sencilla. En Colombia es común que uno salga de la universidad y termine vendiendo cualquier cosa en la calle y escapando de los abusos de las autoridades o manejando un taxi y haciéndole el quite a la cantidad de peligros que esto significa. Por ejemplo, en una ciudad como Ibagué, tranquila, parsimoniosa, falta de cultura y de amor propio por la tierra por parte de sus habitantes, se han visto casos insólitos, en donde a nuestros taxistas, por robarles unos pesos, los han asesinado de manera vil y despiadada. Manejar un taxi con un cartón de ingeniero o médico encima es peligroso, no por el cartón, sino por la inseguridad que campea en nuestra sociedad.
2. Profesor: aunque usted lo crea, aunque usted recuerde, unas veces con cariño y otras con miedo, pero sobre todo con respeto a alguno de sus profesores de escuela, hoy en día, al igual que las buenas series de televisión, se ha acabo todo eso, el respeto y por tal razón, ser profesor, de escuela, colegio o universidad, implica un riesgo máximo. Bullying, acoso laboral, en la red, sexual y personal, amenazas, robos e intento de asesinato y en el peor de los casos, la muerte, son algunos de los peligros a los que se ven expuestos los profesores, independientemente de la institución educativa, porque las de garaje también cuentan. Y si le adicionamos el sueldo irrisorio para los que hacen parte de la nueva generación de leyes y evaluaciones que se ha inventado el gobierno para dizque mantener la calidad educativa, el panorama es realmente sombrío.
1. Padre de familia: finalmente, he dejado, la que considero yo, es la profesión más peligrosa de todas. Si en los ochenta hubiesen percibido lo que significa ser padres de este siglo, hubiesen creado una serie de tanto éxito, que a Lee Majors le hubiese tocado dedicarse a otra cosa. Aunque la biblia, Nostradamus y otros tantos, advirtieran en su momento la venida de siglos en donde dichosas serían las mujeres que no tuviesen hijos, nadie pudo imaginarse que la cosa fuese como es en la actualidad. Esto se debe a que como en el caso de los profesores, ya no hay respeto, ni autoridad y a que por alguna razón y casi de manera invisible, hubo una especie de ruptura en la familia por aquello de las liberaciones y demás, años atrás, lo que nos catapultó a lo sucede actualmente en nuestra sociedad: Hijos que golpean y asesinan a sus padres, padres empeñados pagando la manutención de hijos rebeldes y emancipados, padres explotados, amenazados y desesperados porque los muchachos se les han salido de las manos y por creer que la escuela tiene que criarlos en vez de ellos, entre otras. Lógicamente, la responsabilidad de los adultos juega un papel fundamental en lo que está pasando, pero, es precisamente lo que no quieren hoy en día algunos adultos, responsabilidad. A esto se suma las diferentes leyes que ha sacado el gobierno para dizque proteger a la niñez y a la adolescencia. Leyes que de una u otra manera, han creado una tergiversación de lo que es ser niño o joven, sus derechos, deberes y responsabilidades. Sexo, drogas y alcohol es la consigna para los jóvenes de hoy, y no me refiero al sexo, drogas y alcohol de los años anteriores incluyendo a la generación del Rock and Roll. Me refiero al sexo, drogas y alcohol de ahora, que es más brutal y despiadado y el cual, de una u otra manera, cuenta con el consentimiento de los padres posmodernos que quieren que sus hijos hagan lo que a ellos les prohibieron y luego se quejan de la situación, de la televisión, de las escuelas y de la sociedad en general.
La lista podría y es más larga, pero, en resumidas cuentas, existen profesiones peligrosas, pero nada se compara a la de ser padres hoy, aunque se lea como a título de revista. A manera de conclusión vale preguntarnos si: ¿Estaremos dispuestos a afrontar la profesión peligro de ser padres o llamaremos a un doble de riesgo para que haga el trabajo sucio?
Por: Luis Carlos Rojas García, ‘Kaell García’, escritor.