Esta expresión definitivamente se volvió viral, el día que fue pronunciada por la actriz y humorista, Alejandra Azcárate. Según la comediante, el propio mito de Sísifo, el famoso rey de la mitología griega, no es nada al lado de sus penurias. Para los que nunca han leído de este personaje Homérico; a él le tocó como castigo en el Infierno, empujar una roca redonda por una ladera empinada y llevarla hasta la cima. Una vez iba a coronar, la inmensa piedra se devolvía y le tocaba volver a empezar (fue un castigo sempiterno).
Escuchar a la Azcárate, nos recrea también la obra universal de Dante Alighieri, “La divina comedia”, la cual está dividida en tres grandes poemas: Infierno, Purgatorio y Paraíso. Obviamente es el primer poema con sus 33 cantos el que ella declama en sus lamentos. Lo que no sabemos y debemos descifrar los lectores, es cuál de las tres bestias se encontró en su recorrido por el averno. No creo que sea la pantera, que representa la lujuria; no descarto el lobo, representando la codicia. En cambio, el león, que significa la soberbia; le cae como anillo al dedo.
Es que el problema con Alejandra, no es que sea culpable, de hecho ni siquiera su marido ha sido condenado por algún delito. Apenas estamos hablando, que su cónyuge está implicado en una situación muy compleja, en la que una avioneta detenida en la isla de Providencia, contenía 446 kilogramos de cocaína y 102 millones de pesos. La aeronave, pertenecía a una empresa conjunta a nombre de Miguel Jaramillo (su esposo) y de otro señor. Las autoridades tendrán que determinar si son o no responsables
Las cosas van más allá de lo judicial, aquí entra en primer plano es la cuenta de cobro que la sociedad colombiana le está pasando a una mujer que ha hecho gala de su humor negro, elitista, racista y xenófobo. Lo dice el famoso adagio popular: “a papaya puesta, papaya partida” y la también modelo la dio. Quizás no directamente, pero, al estar su cónyuge involucrado en líos de narcotráfico, en un país que está hasta la coronilla de la “gente de bien”, era cantado que se volvería viral su situación.
Alejandra Azcarate Naranjo, es bogotana y cuenta con 43 años de edad. Hasta donde se puede leer a través de internet, inició como presentadora en Citynoticias, por allá en el año 2002. Desde ahí viene alternando, su carrera de presentadora con la de: modelo, actriz y “humorista”. Pongo en comillas la última porque su humor no ha sido muy bien recibido en muchos sectores y siempre le ha suscitado situaciones polémicas.
La primera fue en el año 2005, cuando apareció en la revista SoHo, representando desnuda a Jesús de Nazaret, En lo personal no me escandaliza, pero si una actuación mía como figura pública, puede ofender a un colectivo, debería abstenerme de ella o asumir las consecuencias. Soy de mente libre, sin embargo, eso no me da derecho de ir a burlarme de la ideología religiosa de quien cree diferente a mí.
Se juzgan son procederes no creencias, por tanto así como es indignante escuchar a religiosos en pleno siglo XXI, enviar al infierno al que consideran pecador; también lo es el incrédulo que se burla y hace mofa de las creencias de los demás. Recordemos la frase del filósofo francés, Jean-Paul Sartre: «Mi libertad se termina donde empieza la de los demás«. La misma es aplicable para los derechos.
En el año 2012, Alejandra, escribió en la revista “Aló Mujeres”, una grotesca burla hacia las féminas obesas. De esta salida en falso, pidió unas insulsas disculpas, esgrimiendo que no era la única que pensaba en el país, que era mejor ser flaca que gorda. Los comunicadores, somos configuradores de la consciencia colectiva y responsables de inocular cosas buenas o trivialidades a nuestros receptores.
Entre sus perlas más recientes estuvo cuando grabó sin ningún pudor en un avión a un asiático que viajaba junto a ella burlándose de su mal olor en las axilas. Siendo ella “periodista” se le olvidó que su proceder fue una afrenta contra los códigos deontológicos de la profesión. Con esto ha venido demostrando con creces, su ética profesional, su bella manera de ser y su profundo humanismo.
Ni qué decir de sus polémicos tuits. Cito uno en especial que la tiene ante el Ojo del huracán: “en vez de envidiar la plata ajena, lucha dignamente por la propia. Eso es lo que diferencia el emprendimiento del resentimiento”. Según ella, en Colombia, el tercer país más desigual del mundo, la pobreza pulula porque la mayoría de colombianos son envidiosos y resentidos. El primer lugar en corrupción que tenemos en Latinoamérica, es solo un invento más, quizás del “Castro-chavismo”.
La realidad en nuestro amado país, es que el “todo vale”, está enquistado en lo más profundo de la sociedad colombiana. Aquí se aplaude el: avivato, al agiotista, al charlatán, al pastorcito mentiroso, a la prepago y al político corrupto. Posan de “emprendedores” y dan cátedra de ética, moral y progreso. Eso les funciona, hasta que la estantería de bazofia se les cae. No sabemos a ciencia cierta si este sea el caso del matrimonio Jaramillo-Azcárate, pero mientras no limpien su nombre, será imposible detener la ola de indignación por sus comentarios y publicaciones.
Concluyo diciendo que por fortuna la Azcarate, ha manifestado en múltiples ocasiones que le encanta la crueldad. “Amo la gente cruel, no hay nada más rico que buscarle gracia a la desgracia”. En ese orden de ideas, debería estar más que preparada para el escarnio público. Lo que me parece increíble, es que una persona tan: “fuerte”, “exitosa” con una personalidad tan apabullante, califique de infierno, al rechazo masivo que ha vivido por apenas estar su esposo implicado en un delito. No quisiera imaginarme entonces, si le tocara vivir verdaderas desavenencias.
El Gehena (Griego de infierno en el Judaísmo), lo viven todos los días por ejemplo los niños de la Guajira o del Chocó. Esos que padecen el total abandono estatal y tienen que buscar comida dentro de la basura. Aquellos que no tienen agua potable, y que se enfrentan a amenazas de muerte todos los días de su existencia. Qué tal el ejemplo de esos miles de jóvenes en las comunidades rurales que piden a gritos conexión a internet, y la respuesta es que se roben los dineros (caso de los 70 mil millones embolatados del Ministerio de las TIC).
Así como hubo celeridad en el fallo en contra de Daneidy Barrera Rojas (Epa Colombia) y se actuó con firmeza, también los colombianos anhelan que se esclarezca con suma rapidez, todos los casos que siguen en investigación y ojalá no vayan a terminar archivados. Es perentorio, que la justicia independiente, resuelva en derecho, el caso del señor, Jaramillo. Por lo demás, esperamos que a Alejandra Azcarate, esto le sirva para que en su diccionario de vida, empiece a utilizar una palabra hasta ahora ajena a su ser: Empatía.
Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy
Comunicador Social
Esp. en Educación, cultura y política y Docencia Universitaria.
Una opinión
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