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Todos somos polvo y al polvo volveremos

La semana pasada murió el exgerente de Indeportes Tolima Orlando Molina Pérez. Fue un hombre noble, sencillo y que dedicó su vida al deporte. Su repentino fallecimiento siendo un hombre sin vicios y amante de la actividad física, nos ratifica lo vulnerable del ser humano y su fugaz paso en esta vida terrenal.

Ahora que se acerca la Semana Mayor esperamos que la misma sirva para que cada uno haga su acto de contrición. Sobre todo aquellos que creen que cogieron el cielo con las manos al ostentar una miserable cuota de poder.

Los lectores que vieron la película El abogado del diablo (1997) recordarán cuando Satanás (Al Pacino) aseguraba que su pecado favorito y con el que más fácil persuadía a la humanidad, era la vanidad. Por ahí sucumbimos la gran mayoría y más cuando algunos que no han tenido nada, de un momento a otro consiguen algo.

El narcisista necesita de su propio comité de aplausos que le ayude a inflar su necesitado ego. Moriría convencido que está por encima de los demás y que el día que no esté será imprescindible. Nada más lejos de la realidad.

Utiliza el poder generalmente para beneficios particulares  pero, de solidaridad y humanismo muy poco. Para el ególatra solo están permitido los elogios, los halagos y las muestras de afecto. La crítica no es bien recibida porque es tomada como deslealtad.

Al vivir obnubilados se enredan en su propia telaraña que les opaca la realidad. Esa que van a saborear más adelante cuando ya no ostenten ningún cargo. Es común con el tiempo, ver el rostro del desasosiego de los que fueron y ahora quedaron en el ostracismo.

Los imperios se caen, las civilizaciones evolucionan y lo que nace indefectiblemente muere. El poder, el dinero y hasta la vida  es finita. Al Seol no te llevas nada.  (Eclesiastés 9:10).

Nos resta pensar, que todos tenemos el derecho desde que nacemos de un espacio vital en este planeta. Somos nosotros mismos los que les otorgamos el poder a otros de creer que son dueños del espacio vital de los demás. Me refiero a esos que han olvidado y que es prudente recordarles la frase que pronuncia el sacerdote el Miércoles de Ceniza: » polvo eres y al polvo volverás».

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy

Editor General.

 

 

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