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Usted: ¿A qué es adicto?

Esta es la época de las adicciones. Crecimos pensando que las únicas que existían eran las más comunes: al alcohol, a los alucinógenos, al juego (ludopatía), etc. No obstante, hay miles de personas que son esclavos voluntarios de “nuevas drogas”, sin percatarse de que lo son.

No es fácil luchar contra algunas adicciones del nuevo mileno y más si las mismas son invisibles socialmente, aceptables y hasta plausibles.  Por esta razón, es difícil percatarse de que nos hurtaron nuestra libertad y el sistema nos colocó grilletes mimetizados de globos de “felicidad”.

Arrancamos hablando de la adicción a las redes sociales. Es increíble el tiempo que gastan las personas metidas en ellas. La mayoría publica la parte más llamativa de su vida: viajes, adquisiciones materiales, conciertos, logros académicos y laborales. De hecho, las penurias son omitidas, trayendo como resultado gente amargada y envidiando lo que no conoce a fondo.

Esta adicción deriva, de una que se llama aprobación. La aprobación y el reconocimiento se volvieron más que necesarios para tener una vida con sentido. Cientos de personas odian sus trabajos pero, inmolan su vida a cambio de estabilidad. Son pocos los que diferencian entre nivel y calidad de vida.

Si usted revisa su vida y está llena de títulos, logros laborales y económicos, pero, se siente vacío, es hora de preguntarse para qué o para quién lo hace. El sacrificio permanente detrás de algo que ni sabemos qué es, solo trae amargura en el ocaso de la vida. Sus hijos lo admirarán si es feliz, lo demás no es tan determinante.

La tercera adicción en esta lista es a lo que contiene azúcar. Está en todos lados, en todos los alimentos que venden en los supermercados, en las panaderías, en el alcohol, etc. Es adictiva y dañina además de ser la causante de muchas enfermedades cardiovasculares y diabetes. Además, las células cancerosas se alimentan de ella, es como si fuera su platillo favorito. Casi nadie puede vivir sin azúcar.

La cuarta adicción es a los medicamentos para la depresión y la ansiedad. Se disparan día a día los consumidores de ansiolíticos y antipresivos para solucionar los vacíos existenciales. A la mano tenemos la psicología, la neurociencia y la física cuántica, pero, preferimos vivir esclavos de las pastillas milagrosas. Es sencillo, como pensamos vivimos.

La lista puede seguir y extenderse varias páginas. Cada uno de nosotros, debemos hacer la introspección para entender, si estamos viviendo como queremos vivir o lo hacemos para agradar a otros.

La realidad, es que el día que ya no estés en este mundo (excepto tu familia más cercana y no todos) hará el duelo por un tiempo. El resto del mundo te llorará como diría el maestro Joaquín Sabina: “Lo que dura dos peces de hielo en un whisky on the rocks”.

 

Por: Andrés Leonardo Cabrera Godoy

Editor General

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