Luis Carlos Rojas Garcia
Imagen: suministrada.

Decidí tomarme un tiempo

Debo reconocer que más allá de mis ocupaciones actuales, el haber dejado de escribir estas columnas obedece a un motivo más grande.

Sí, decidí tomarme un tiempo al evidenciar tanta ignorancia en mi país. Me sentí desbordado al darme cuenta que no estoy equivocado cuando afirmo que el problema de Colombia se llama pueblo y que, intentar que la gente despierte de su oscurantismo es cosa jodida.

Si le sumo que no es fácil ver en lo que se ha convertido el periodismo colombiano, sin dejar de reconocer a los que todavía hacen su labor, pues el asunto se va enredando más y, sobre todo, desmotiva más.

Para colmo de males, no es fácil leer los comentarios incoherentes de propios y extraños, gente que uno sabe que durante muchos años han estado comiendo lo que no deberían comer y ahora que hay una pequeña, pero, valiosa oportunidad de cambiar las cosas, se resisten al cambio y lo que es peor, replican de la manera más absurda todo tipo de desinformación, sin tomarse la molestia de verificar si es cierto.

No es fácil ver tanta corrupción, tanto político mediocre, tanto discurso y pensamiento irracional; es increíble la supuesta lógica de cientos de colombianos y colombianas que no ven más allá de lo que les han vendido los de siempre.

Por todo esto y mucho más, decidí tomarme un tiempo, sin que eso significase que no haya estado al tanto de lo que pasa en el país de la belleza corrompida por unos cuantos.

Ahora remoto mis columnas y seguiré intentando hacer patria como lo hacen los de allá, los de aquí y los de más lejos, esos que, como yo, no han perdido la esperanza de ver el sol de Colombia brillar porque… cada cosa que ocurre: ¡Es un hecho Sam!

Por: Luis Carlos Rojas García Kaell de Cerpa, escritor.

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